«Es el tiempo, y no la voluntad, el que determina cuál es el lugar de las cosas»
La premiada poeta presentó ayer su primera novela, 'Lo que hay', una memoria sobre el duelo, en el espacio Fluent Books de Santander
Un bella introspección sobre la pérdida de su madre y su exploración del duelo. Sara Torres (Gijón, 1991) presentó ayer en el espacio Fluent Books ... de Santander su primera novela, 'Lo que hay' (Reservoir Books), una reflexión sobre la muerte, la herida y el deseo femenino. Un libro marcado por su mirada poética que ha sido reconocido como uno de los fenómenos literarios del año. Profesora de estudios culturales con perspectiva de género y literatura comparada, la autora había destacado hasta ahora, con varios premios, en el género poético.
–El tema de fondo de 'Lo que hay' es el duelo tras la muerte de su madre. ¿Cuál es la mejor forma de sobrellevar este trance?
–La preparación es fundamental. Deberíamos incluir la pérdida dentro de lo pensable, pero no solamente como la idea de la falta sino lo que ocurre antes de esa pérdida y lo que puede pasar después. Cosas que tienen que ver con los rituales de la vida cotidiana, como los de acompañamiento a alguien que nos deja. Siempre digo que mucho más importante que saber perder a alguien es saber acompañarle en sus últimos días y como estar socialmente los días posteriores.
–¿La sociedad está preparada para ese acompañamiento?
–Sería generalizar decir que sí o que no, pero desde luego las generaciones que no hemos visto en casa a ancianos o personas necesitadas de cuidados no estamos preparados. Nos faltan saberes relacionados con los cuidados de una forma práctica. Una gran mayoría nos enfrentamos a la idea de los cuidados como una especie de abismo.
–Me refería a si la sociedad sabe acompañar a la persona que ha sufrido esa pérdida.
–Deberíamos comportarnos como con cualquier tristeza que viene para quedarse. Nos producen mucha ansiedad social las tristezas que no van a pasarse en un ratito y el no poder sacar a alguien a tomar una copa con la esperanza de que salga del encuentro distinto a como entró. Creo que es un problema, también, de que nos falta profundidad en la forma de acompañarnos.
–Hay otro tipo de duelo, el que hay que superar tras la perdida de un amor. ¿Se diferencia mucho del anterior?
– Cuando hay un gran apego por enamoramiento, el proceso de separación inicial es bastante doloroso y salvaje porque el cuerpo se niega a que le quiten ese placer que le da la amante, pero a la larga se olvida con más facilidad que el duelo por una madre que dura toda la vida.
– ¿Cómo es de complicado escribir desde el dolor?
–Para las personas que escribimos para sobrevivir y regularnos, es un privilegio poder hacerlo porque verdaderamente tranquiliza y equilibra, pero desde luego cuando estamos en un proceso como el duelo, la mente y el cuerpo tienen sus propios ritmos y hay una disciplina determinada para escribir una novela que no es agradable para un cuerpo que está sufriendo.
–¿El tiempo lo cura todo?
–Yo no diría necesariamente que lo cura, pero sí creo que es bastante verdad que el tiempo lo pone todo en su sitio. Sobre todo porque nunca sabemos cuál es el sitio de las cosas hasta que no pasa el tiempo. Es el tiempo, y no la voluntad, el que dice cuál es el lugar de esas cosas. Creo que dependiendo del trabajo que hagamos de duelo, las cosas ocupan un lugar que nos ayuda o nos impide la vida y por eso lo importante es hacer trabajos de duelo bonitos para que el lugar que quede para lo perdido permita una convivencia y no una relación traumática.
–Actualmente se forma en Alemania sobre la escritura vinculada a los diagnósticos de cáncer. ¿En qué consisten esos estudios?
–Lo que me interesa en mi investigación es ver como ante un diagnóstico médico de una enfermedad considerada grave, como puede ser un cáncer de mama metastásico, el sujeto sufre una crisis de la imaginación porque el miedo que provocan estos diagnósticos producen también un colapso en la forma de imaginar la vida más inmediata y también de imaginar quienes somos. Ahí, el lenguaje médico institucional y científico ofrece ciertos discursos técnicos sobre la vida que son insuficientes; la religión ofrece otros, pero a mí me interesan las mujeres escritoras que buscan caminos creativos para ser un poco las propias autoras de la vida en un momento de estado de riesgo.
–Usted es poeta ¿para escribir 'Lo que hay' ha sido necesario pasar por la poesía?
–Esta novela es rara y excepcional sobre todo por la situación vital desde la que la escribí. También tiene otra característica y es que convergen varios géneros en ella como pueden ser la narrativa, el ensayo y la poesía. La poesía permite que ciertas cosas puedan contarse, sobre todo, lo que tiene que ver con lo sensorial y con lo afectivo.
–¿Le ha resultado más satisfactorio publicar una novela que sus poemas?
–No sé si la publicación me ha proporcionado más satisfacción, pero sí el comprobar como está ayudando a la gente a llevar sus propios procesos. Me fascina porque está llegando a personas de muchas edades y circunstancias distintas, pero parece que les sirve para atravesar momentos complicados de la vida, incluso pérdidas del pasado.
–Se la considera un referente como escritora lesbiana. ¿No está un poco harta de que siempre se le pregunte por su condición sexual y que a otros autores como Arturo Pérez Reverte o Rosa Montero, por ejemplo, no se les pregunte por nada relacionado con su heterosexualidad?
–No porque pienso que ahora que se puede hablar de ello cuanto más se haga mejor. Para que haya una transformación cultural verdadera sobre una base profunda, es fundamental que se hable desde la sinceridad y desde el conocimiento, por eso me parece normal que se nos pregunte a las personas que tenemos esa vivencias. En mi caso, desde lo teórico también lo he trabajado mucho en la universidad.
–¿La literatura va por delante de la sociedad en esa transformación cultural o están a la par?
–La literatura tiene sus propios ritmos y a veces encontramos en ella cosas que en las conversaciones habituales no están y otras con más peso en las conversaciones sociales que en los libros. Yo creo que va a la par y va a la dispar también.
–Y tras esta novela. ¿Qué está escribiendo ahora?
–Otra novela que trabajaré a tope tras el verano que es cuando acabaré mi investigación en Alemania.
–¿De que trata?
–Es un estudio sobre el tiempo y la seducción.
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