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Kobe Bryant se despide de los aficionados.
Una noche para la eternidad
Despedida

Una noche para la eternidad

Los hitos de Kobe Bryant y de los Warriors coinciden en el tiempo y engrandecen la leyenda

Amador Gómez

Viernes, 15 de abril 2016, 17:55

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Dos hitos coincidieron el 13 de abril en una noche para la eternidad en la NBA, con el último partido de Kobe Bryant y una actuación descomunal, la mejor del curso de la estrella de los Lakers (60 puntos), y el nuevo récord de los Warriors, que firmaron su victoria número 73 en la temporada regular, para superar las 72 de los míticos Bulls de Michael Jordan de hace 20 años. Precisamente, los mismos que Kobe Bryant ha defendido la camiseta de los Lakers, a quienes el escolta de Filadelfia honró con una despedida gloriosa que, según él mismo reconoció, «jamás» hubiera imaginado.

El ego de Kobe fue alimentado en el Staples Center de Los Ángeles con una exhibición memorable frente a casi 19.000 aficionados que rindieron tributo a uno de los jugadores más competitivos y de mayor talento de todos los tiempos, «el mejor de la historia de los Lakers», como le calificó otra leyenda viva, Magic Johnson, maestro de ceremonias en el adiós del cinco veces campeón de la NBA. En el punto final a su gloriosa carrera Kobe Bryant disfrutó como nunca lo había hecho durante la peor temporada del equipo angelino y ejerció de verdugo de los Jazz de Utah (101-96), con más de la mitad de los puntos de su equipo, con seis triples de 21 intentos y 22 de 50 en tiros de campo en 42 minutos.

«He estado 20 años escuchando a todo el mundo gritarme que pasara el balón y en mi último noche nadie lo quería», se justificó Kobe después de haberse atrevido con casi tantos lanzamientos exteriores como el rival al completo (los Jazz intentaron 30 triples) y encestar más de la mitad de los tiros de campo que consiguió el rival, ya que el equipo de Utah convirtió 39. «¡No hay palabras para describir el último partido de Kobe Bryant! ¡Pura grandeza!», escribió Pau Gasol, íntimo del mito de los Lakers, con quien se proclamó campeón de la NBA en 2009 y 2010. «Más que de los anillos, de lo que estoy más orgulloso es de los años que estuvimos peor y superamos todo eso e hicimos las cosas de la manera que había que hacerlas», proclamó Kobe desde el centro de la cancha a una afición rendida al mito, a la que agradeció su «apoyo, motivación e inspiración» durante dos decenios vestido de púrpura y oro.

A sus 37 años y casi cuatro meses y medio después de anunciar su retirada a final de curso porque su físico, castigado por las lesiones, ya no aguanta más, Kobe deseaba ofrecer una última lección de baloncesto y llegó por sexta vez en su carrera a los 60 puntos, para liderar la remontada de los Lakers y cerrar de la mejor manera posible su trayectoria, plagada de títulos, marcas y espectaculares acciones con las que siempre ha intentado emular a su ídolo, Michael Jordan. Cierto es que el equipo quiso jugar para él, pero Kobe, acostumbrado a ser letal y decisivo, no defraudó, e incluso fue el tercer máximo asistente de los Lakers, con cuatro pases de anotación y otros tantos rebotes.

Curry: 402 triples

«No se podía escribir mejor guión que este», reconoció el '24' de los angelinos, que no pudo negar que «el final perfecto hubiera sido ganar el campeonato», un imposible para un equipo mediocre y en declive que por tercer año consecutivo se ha quedado sin poder disputar las eliminatorias por el título. Como clausura de curso ante sus incondicionales, Kobe apuntó que sólo trató de «jugar duro y ofrecer un 'show' en la medida de lo posible». «Para mí no era tan importante ser el mejor de la historia, sino hacia dónde iba mi carrera y la influencia en la siguiente generación», subrayó Kobe a través de un vídeo emitido en el Staples Center. Un legado que el bicampeón olímpico ha conseguido transmitir, entre otros, a Stephen Curry (28 años), el astro del que ya es un equipo de leyenda, Golden State Warriors, al que el destino quiso unir el mismo día con el nombre de uno de los más grandes del baloncesto.

Los Warriors se jugaban romper la plusmarca de los Bulls de la temporada 1995-96 -sólo diez derrotas en la temporada regular- y no fallaron en su cancha ante los Grizzlies, para que el equipo que ahora engancha con un juego de ataque y espectacular firmase un 73-9 que entra en los anales del deporte. En el triunfo por 125-104, Stephen Curry logró 46 puntos, con 10 triples de 19 intentos. La estella de los Warriors ha cerrado la temporada regular con otra plusmarca de 402 triples, cuando en la anterior, en la que encumbró a su equipo hacia el trono de la NBA, consiguió el récord de 286. Hasta ahora, ningún jugador en la historia de la liga norteamericana había logrado acertar 300 o más triples en una misma campaña.

Pese a los récords colectivos e individuales de los de Oakland, Stephen Curry, el jugador más valioso del pasado curso, que también debe ser reconocido con el trofeo de MVP esta temporada, apuntó que «al final de la noche lo que cuenta es el triunfo y estar de nuevo en los 'playoffs'». En la primera ronda los defensores del título se enfrentarán de nuevo a los Rockets de Houston, a los que ya endosaron en la misma eliminatoria de la edición anterior un 4-1.

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