Astillero, de nuevo colista

Este domingo todo estuvo en contra de los azules. Para empezar no tuvieron suerte en el sorteo de la calle. Esta circunstancia se une a la falta de estabilidad institucional debido a la dimisión de la presidenta Elisabet Carral y, la más preocupante a nivel deportivo: ceder en las cuatro últimas regatas ante su rival más directo, San Pedro. Esta acumulación de situaciones propició que la cuadrilla astillerense mostrase una imagen muy pobre e incluso evidenciase en algunos instantes de la competición que están moralmente hundidos para afrontar la doble cita en aguas gallegas. Su dinámica y sensaciones son negativas, mientras que su rival de San Pedro se muestra mucho más positivo tanto anímica como físicamente. Miguel Ángel Ruiz tiene cinco días para recuperar sensaciones en su cuadrilla y poder pelear así con San Pedro en las aguas de Bueu y Boiro que serán las que acogerán la doble jornada gallega.

Mucho mejor le fue en las aguas de Zarautz a Hondarribia. La embarcación guipuzcoana repitió victoria y se adjudicó la primera plaza en la bandera que conquista el barco que suma el mejor tiempo computado durante las dos jornadas. Entretanto Orio, que concluyó en el segundo puesto, mantiene el liderato en la Liga. Esta doble jornada del fin de semana sirvió para conocer las prestaciones de las traineras de cara a la regata clasificatoria de La Concha, que se celebrará del día 29 en San Sebastián.

La segunda jornada de la regata de Zarautz ofreció a los participantes un campo de regateo completamente diferente al de la tarde del sábado. La mar estaba mucho más movida con olas que llegaron a alcanzar los dos metros en intervalos de diez segundos que permitían empopadas en los largo pares. El viento ausente el día anterior no faltó esta vez a la cita con una velocidad de veinte kilómetros por hora del oeste.

En un principio, las calles centrales se consideraban las más propicias mientras que las exteriores presentaban unas dificultades mayores para conseguir una buena boga, pero los resultados demostraron que la calle uno era por donde mejor se navegaba, mientras que la cuatro fue la peor.

En la cuadrilla de la 'San José XV' hubo algunos movimientos de puestos y la entrada de tres remeros. Lo más llamativo fue el cambio que determinó el técnico en la posición de marcas.

Miguel Ángel Ruiz por primera vez en la temporada se embarcó como marca de la banda de babor, mientras que el habitual de esta banda, Manuel Crespo, pasó a estribor. A parte de estos movimientos llamó la atención la entrada en el puesto de patrón de Santiago López García de Vicuña. Hay que sumar a todo lo anterior que en la banda de estribor entró Sergio Corrales como cinco y en la de babor Pablo Hernando como dos.

El sorteo de las calles envió a la 'San José XV' a la calle cuatro, mientras que San Pedro lo hizo por la tres, Cabo por la dos y Lekittarra por la uno. La salida de los cuatro botes fue un tanto desigual. Por un lado Cabo desde el primer instante cogió la proa de la regata, mientras que por detrás Lekittarra y San Pedro pugnaban por la segunda plaza. En esa situación, la 'San José XV' comenzaba ya a perder segundos. La embarcación azul botaba mucho y los segundos en su contra se acumularon antes de llegar a la primera ciaboga.

Los tiempos registrados al final del primer largo confirmaron los datos del GPS en contra de los cántabros, que maniobraban en el último lugar a tres segundos de los sanpedrotarras. La maniobra no fue buena y nada más salir de la misma siguió aumentado la diferencia en el cronómetro con el resto de los participantes.

El segundo largo fue un calvario para los de García de Vicuña. Las empopadas no llegaban y, por contra, sus rivales cogían todas las olas. La desventaja llego a alcanzar unas cotas alarmantes y en la segunda virada San Pedro les había metido diecinueve segundos de ventaja.

Para Astillero se había terminado la regata. Quedaban dos largos y no podían competir contra sus rivales ya que el barco no navegaba como debía. En ese momento todo se ponía en su contra. En la tercera ciaboga maniobraban a medio minuto, diferencia que se mantuvo durante el cuarto largo hasta cruzar la baliza de meta.

Al final, fundido en negro. Una jornada muy negativa que sitúa a los astillerenses al borde del descenso y con el regusto amargo de no han podido completar la temporada que ellos deseaban tras afrontar una campaña en base a unas promesas que no se han llegado a cumplir. Una situación que tiene los riesgos de no poder alcanzar los niveles deportivos exigidos por la competición.