El coronavirus manda a Hamilton a casa

«Lewis fue se sometió a tres test la semana pasada y arrojó un resultado negativo cada vez, el último de los cuales fue el domingo por la tarde en el Circuito Internacional de Baréin como parte del protocolo estándar de test de cada fin de semana de carrera. Sin embargo, se despertó el lunes por la mañana con síntomas leves y al mismo tiempo se le informó que un contacto antes de su llegada a Baréin había dado positivo posteriormente. Así, Lewis se hizo un test más y arrojó un resultado positivo, que fue confirmado con otro extra», explican en el comunicado del equipo alemán.

Hamilton se encuentra aislado en Baréin, ya que no ha podido salir después del resultado de las pruebas, y aunque tiene síntomas leves, está «en forma y bien», asegura él mismo, aunque decepcionado por no poder competir este fin de semana. Esta baja implica que se acaba la racha de 256 carreras consecutivas (récord) y no podrá batir su mejor marca de victorias seguidas (se quedará en cinco, empatado con la de Italia-Estados Unidos 2014) y tampoco alcanzará las 100 'poles' en este 2020.

El positivo de Hamilton, tercero entre los pilotos de la parrilla tras los de Sergio Pérez y Lance Stroll en Racing Point, es un aviso para todo el mundo. El heptacampeón fue uno de los que más en serio se tomó las medidas de seguridad sanitaria para evitar el contagio. Ha vivido desde principio de temporada en una rulot, manteniendo contacto estrecho con el mínimo de personas posibles, y en alerta constante. Conforme han ido pasando los meses, como les ha ocurrido a tantos otros, se ha ido relajando. Hasta que hace una semana estuvo en contacto cercano con un positivo que le ha contagiado.

Desde el momento en el que se informó de la baja de Hamilton empezaron a salir nombres a la palestra. Más allá de ofrecimientos entre risas, como el español Daniel Juncadella (que recuperó una carrera de campeones en la que él ganó), Giedo Van der Garde («hace dos semanas conseguí un podio en Baréin», bromeaba sobre su éxito en el Mundial de Resistencia) o Louis Deletraz («no hay que cambiar mucho los nombres»), hubo fundamentalmente tres nombres encima de la mesa.

El primero y más obvio es el de Stoffel Vandoorne. El belga compite para Mercedes en la Fórmula E, y de hecho la noticia del positivo de Hamilton le pilló en Valencia haciendo test con el monoplaza eléctrico. Además, su función dentro de la estructura de Fórmula 1 es la de piloto reserva, por lo que en buena lógica debía ser el elegido desde el primer momento. Su intención es estar este mismo miércoles en Sakhir, pasar el test y, si da negativo, ser confirmado. Con experiencia en F1 hasta 2018, cuando Fernando Alonso le arrasó en McLaren, desde entonces no ha tenido oportunidad y se ha centrado en su labor en el campeonato que preside Alejandro Agag.

El segundo nombre sobre la mesa es, precisamente, quien le quitó el puesto a Vandoorne en Racing Point en las tres carreras en las que faltó uno de sus pilotos titulares. Nico Hülkenberg se convirtió en el sustituto de lujo para Sergio Pérez, primero, y para Lance Stroll, después. Al tener más cogido por la mano el comportamiento de estos monoplazas, y más cuando al RP20 se le conoció como el 'Mercedes rosa' por las excesivas similitudes con el W11, su candidatura está más que presente en la mente de todos.

El tercero es George Russell. El piloto de Williams pertenece a Mercedes, y de hecho ya ha rodado con varios coches del equipo alemán en test de pretemporada o similares. Su calidad es incuestionable, como demuestra que haya ganado en todas las clasificaciones disputadas hasta el momento a Nicholas Latifi. Joven y de talento, de los tres es el que más experiencia tiene en Fórmula 1 este año, lógicamente, pero su confirmación abriría un melón un tanto desagradable para la propia Mercedes: ¿qué pasa si gana a Bottas? ¿Cómo justificarían la continuidad del finlandés y no ascender en su lugar al talento británico? Este miércoles, previsiblemente, se saldrá de dudas.