El Racing se queda sin corriente
El equipo cántabro volvió a mostrar su peor cara y fue incapaz de superar a una Arandina que solo quiso empata
Sergio Herrero
Domingo, 24 de enero 2016, 16:32
El equipo electrógeno alquilado para restaurar este domingo el suministro eléctrico en los Campos de Sport tuvo capacidad para iluminar el estadio, pero no potencia suficiente como para llevar corriente a un equipo que ante la Arandina perdió todo lo que tanto tiempo le costó ganar: Intensidad, solvencia, mordiente... Desenchufado. El dominio territorial no bastó para superar a un rival poco brillante pero con el oficio necesario para cumplir con su objetivo de robar un punto de El Sardinero.
Pedro Munitis dejó entrever el viernes que no haría rotaciones ante la Arandina de cara al choque de la semana que viene frente a la UD Logroñés. «No podemos permitirnos ese lujo», aseveró. Sin embargo, el técnico verdiblanco, que guardó sus cartas hasta el último momento, hizo tres cambios en el once inicial. Uno obligado por la sanción de Fede. El lateral derecho cambió de nombre, pero no de apellido. El puesto queda en familia. Además, devolvió la titularidad a Borja Docal en la zurda y colocó a Mikel Santamaría en el centro de la zaga. Jon García fue el damnificado. Quizá buscando con el navarro contrarrestar el juego aéreo burgalés. Altura contra Pau Franch. Y, por último, dio entrada a Artiles en sustitución del cansado Coulibaly. Ésta vez sí, el 4-4-2 fue claro.
El conjunto burgalés mostró desde los primeros minutos su intención de sacar un empate a cero de los Campos de Sport. Con el equipo cerrado atrás y las líneas bien juntas, no habían pasado cinco minutos y sus futbolistas ya se tomaban con una envidiable calma cualquier saque a balón parado. El Racing se perdió en el laberinto defensivo. Una superioridad relativa. Mucho control local, pero muy poco más.
En líneas generales fue un primer tiempo soso. Insípido. Tanto, que pasaron 23 minutos hasta que sucedió algo de interés. Una ocasión. Por supuesto, verdiblanca, porque los arandinos no pusieron mucho empeño por visitar a Óscar Santiago. El tocayo del guardameta, Óscar Fernández, se cansó de jugar en horizontal. Casi un pasivo de los de balonmano. El de Piélagos cambió de ritmo hacia la portería y se sacó un disparo desde la frontal. Raso, el meta Álex tocó lo justo para desviar a córner.
Entre eternas posesiones, el Racing apenas dispuso de dos ocasiones que realmente pusieran en aprietos a una Arandina relativamente cómoda en su rol de víctima. En la primera de esas acciones el meta Álex no se puso nervioso. Artiles ganó la espalda a la defensa con un gran pase de Dani Rodríguez y cuando el canario encaró al guardameta, éste aguantó perfectamente y sacó el remate final con la mano.
El propio Artiles, que no brilló demasiado al jugar casi siempre de espaldas y recibiendo más pelotazos que balones al pie, desperdició la última acción de la primera mitad. Un centro raso de Borja San Emeterio desde la derecha lo mandó a la tribuna el grancanario, que se encontraba en una buena posición dentro del área pequeña.
De mal en peor
En el vestuario, los burgaleses debieron pensar que si el Racing no ponía sobre el tapete más argumentos para llevarse los tres puntos, por qué no iban a intentar llevarse el botín de Santander. Y, nada más comenzar el segundo periodo, dispusieron de dos ocasiones claras. El recién incorporado Fran se quedó cara a cara con Óscar Santiago. El meta tapó bien el hueco y repelió con el pie. Poco después, un remate de cabeza de Pajarero a la salida de un córner lo sacó Óscar Fernández junto al palo.
Apenas habían transcurrido unos minutos del segundo tiempo y el colegiado, perfectamente, podría haber señalado el final, porque el resto del encuentro fue una auténtica pérdida de tiempo. De forma figurada y de forma literal. A partir de ahí, el Racing no supo ni dominar ni atacar ni llevar peligro. Quizá la cabeza estaba puesta en Logroño. O no. Quizá el físico empieza a fallar. Quién sabe. Alguno debió pensar que el coche que había dejado aparcado en los aledaños del estadio era un Delorean y había retrocedido tres o cuatro meses en el tiempo. Fantasmas del pasado que parecían desterrados. Mientras, la Arandina se regodeó en sus reiteradas tretas para hacer avanzar inexorablemente el reloj. Con comodidad.
Pedro Munitis retiró del campo a un Álvaro Peña que, quizá mermado por las cuatro tarjetas que podían dejarle sin jugar en Logroño, no estuvo a su nivel habitual. Perdido. Y dio entrada a un Migue García que aportó profundidad, pero naufragó siempre en los últimos metros.
Un disparo del visitante Ochoa que golpeó en Fran y se marchó fuera sirvió como último tímido intento de una Arandina que ya se frotaba las manos y saboreaba el botín. Los minutos finales del Racing fueron un quiero poco y no puedo de ninguna de las maneras. Por destacar algo. Un centro-chut de Óscar Fernández; un tiro de Dani Rodríguez desde la frontal; otro de Borja Granero desviado; y un triste remate de cabeza de Dioni. Nada que llevar a la boca. Jugadas inconexas, sensación de impotencia, incapacidad manifiesta... Languidez.
Con esos escasos argumentos, el Racing confirmó un empate que equivale a tropiezo. Y un tropiezo que fue totalmente merecido a la par que peligroso. Porque las victorias de Racing de Ferrol y Unión Deportiva Logroñés dejan a los cántabros a siete puntos del líder y a seis del segundo clasificado. Precisamente, el próximo rival racinguista. Un mal aperitivo antes de visitar Las Gaunas. Tendrán que mostrar una cara totalmente diferente los de Pedro Munitis para poder tumbar al conjunto riojano, ya que una derrota allí puede ser mortal en la lucha por finalizar la temporada como campeón.
El entrenador racinguista habló antes del partido de ganar a la Arandina para hacer bueno el punto de Astorga. En lugar de eso, lo que hizo el Racing fue agrandar la preocupación. Ahora El Sardinero se pregunta qué fue de aquel equipo que cerró el año 2015 pasando el rodillo por la categoría, colmó las esperanzas de ascenso a Segunda División y se ganó el respeto del resto de rivales. El turrón no le ha sentado bien al equipo cántabro, que encadena una derrota, dos empates y un solo triunfo en los cuatro primeros compromisos de este 2016. Una renta insuficiente. Las Gaunas decidirá si ese Racing era real o simplemente un espejismo puntual.