No hay manera
Con un partido muy flojo en ataque y en defensa, el Racing desperdicia la última oportunidad de competir por el ascenso directo, y se empieza a complicar incluso la clasificación para el playoff
Ni el vuelo chárter, ni el bigote de Sangalli ni el anillo de Maguette: no hay amuleto que valga para el Racing, que desde hace ... muchas jornadas no tiene la suerte de cara. O más bien es que, en lugar de mantener su talento creativo y mejorar en defensa, ha evolucionado justo en dirección contraria: arriba nada y atrás… el doble, nada de nada.
En cualquier caso, buena parte de la culpa de este apagón general del equipo en el tramo final de la temporada tiene mucho que ver con la manera en que los rivales se desempeñan sobre el campo. Ese 'otro fútbol' en el que se juega con el crono, con los nervios del rival, con los límites del reglamento y con cualquier recurso que pueda aportar la más mínima ventaja.
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Y es que ya en los primeros compases del partido en Almería se vio cómo iba a ser el resto del partido: en el primer balón en largo Luis Javier Suárez cogió la espalda a la defensa verdiblanca, mientras sus compañeros frenaban los ataques del Racing directamente a codazos, manotazos y puñetazos.

Atizaron a Pablo Rodríguez, a Arana y a Vencedor por partida doble, y en algunas ocasiones no se pitó ni falta. De hecho, solo faltó que les sacaran la amarilla por protestar o por simulación. Y claro, en cuanto los rivales se dan cuenta de que hay barra libre en codazos y puñetazos, el partido ya es suyo. O sea, como en los últimos partidos, donde la permisividad arbitral ha terminado por desarbolar a un equipo que, todo hay que decirlo, ya viene flaqueando desde el final de la primera vuelta. En todo caso, ya podían ocuparse los de Antiviolencia de erradicar estas actitudes, y no de los tifos y la cultura de grada.
Total, que a bofetadas nos despertó el Almería del sueño del ascenso directo, justo cuando volvíamos a tenerlo a tiro, por enésima vez esta temporada. El consuelo, si es que algo puede consolarnos, es que los demás también fallan, y lo mismo que esta jornada había pinchado el Elche, lo mismo va a ocurrir en el playoff: que los demás también son vulnerables. A lo mejor no se trata de ser perfectos, sino de fallar menos que el rival. Más o menos como hizo ayer el Almería: aguantar la presión kamikaze del Racing en los primeros minutos, y luego sacar petróleo de los fallos del contrincante. A ver si aprendemos para las eliminatorias.
Eso sí, si llegamos, porque el Eldense se juega la permanencia y nos lo va a poner todavía más difícil que el Cartagena. De manera que podemos encontrarnos en la última jornada jugándonos el último puesto del playoff contra un Granada que vendrá con la lección bien aprendida: a ganarnos a bofetadas, si hace falta.
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