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Mario García despeja un balón. Daniel Pedriza

Meter miedo hasta a medio gas

La Noche de Difuntos convirtió de nuevo El Sardinero en elHuerto del Francés, con un Racing muy superior al filial donostiarra

Sábado, 1 de noviembre 2025, 07:42

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Confianza, mucha confianza se respiraba en los Campos de Sport. Sería porque el viento sur agitaba la bandera verdiblanca en primera posición sobre la techumbre del estadio, señal de que el equipo sigue líder; la enseña del rival, el Sanse, estaba muchas astas más allá, en los puestos de descenso. «Han perdido todos sus partidos fuera; yo no digo más…», nos avisaba a los amigos en la previa Carlos Losada. Y nosotros, tan tranquilos. Estábamos como para pensar en romper estadísticas, ahora que nos favorecen…

Algo más tétrico estaba el ambiente dentro del templo, donde se produjo una curiosa mixtura entre tradiciones locales y foráneas: primero sonó por la megafonía una música inclasificable, entre gregoriano y un réquiem fúnebre, mientras en la Gradona iban a lo suyo y levantaban un tifo espectacular, con un toque a 'jalogüin' pero en clave local: una referencia al 'huerto del francés', del que nadie salía vivo. Eso sí, como el conjunto debía de haber quedado muy anglosajón, lo remataron con algo mucho más patrio: un minuto de silencio… por todos los difuntos. Que está muy bien, sí, pero ¿no hay demasiados minutos de silencio en el fútbol? ¿Es que también hay que hacerlos incluso cuando no se ha muerto nadie? Al final, de tanto repetirlo acaban perdiendo valor.

En cualquier caso, lo importante era que el Racing en esta víspera de difuntos no volviera a sus peores tradiciones, como la de resucitar muertos. Y de todo pudo haber pasado, porque igual muertes no, pero sustos… Y es que había tanta confianza que en alguna de esas –el portero despejando contra un delantero, Maguette regateando en el área propia como si fuera la contraria…– la fiesta podría haber acabado en drama. Menos mal que tenían razón los Malditos, y en cuanto el Racing se puso a carburar ya no es que metieran miedo al rival, es que por momentos les pasaron por encima. Así que es muy probable que, a partir de ahora, el pánico escénico que provoca el Sardinero sea otro factor con el que jugar a favor para este Racing que mete miedo… hasta a medio gas.

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