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Vaya por delante que las estimaciones apuntan a que alrededor de 2.000 aficionados racinguistas estarán en la grada del El Molinón el sábado. ¿Cómo? ' ... Todo tiene un proceso', dicen los nuevos gurús del fútbol. Y de la vida.
«¿Me cogéis un par de entradas?». Una simple llamada y estás dentro. Si no, un sencillo mensaje basta para cruzar el simbólico cinturón de seguridad que el Sporting ha puesto –obligado en cierta media por la Policía– para evitar que la afición visitante, en este caso la del Racing, se multiplique por cuatro o por cinco el sábado en El Molinón. O lo que es lo mismo, el club asturiano recibió un toque de atención por parte de las fuerzas de seguridad la temporada pasada por la venta de entradas a seguidores foráneos hasta el punto de que en el duelo del curso pasado acabaron en las gradas del estadio gijonés más de 3.000 racinguistas.
Puede resultar impactante e, incluso, hasta desconcertante la medida, pero la consecuencia de lo ocurrido derivó en una reducción sistemática de la grada visitante de El Molinón a poco más de 600 localidades y, por tanto, a imposibilitar al club asturiano mandar más entradas al Racing. En resumidas cuentas, quieran o no, los responsables sportinguistas han cumplido con la imposición y con la normativa.
28.800 personas
es el aforo actual de El Molinón, tras dejar vacía una zona en la que la estructura está dañada y se está reparando.
570 entradas
fue el lote que el Sporting mandó al Racing, debido a que su grada visitante no tiene capacidad para más.
Ahora bien, el hambre agudiza el ingenio, y el racinguismo está hambriento. Muy hambriento. «Otras veces también ha pasado. Hay buen rollo y tampoco hay ningún problema. Compraron cuatro y dos nos las han dado a nosotros», explica José Ignacio Domínguez Lahera, aficionado del Racing, que con una sola llamada a su 'colega' de universidad le ha servido para infiltrarse. «Es inevitable. Y es algo que pasa siempre, porque no hay forma de pararlo. Además, es que no se hace nada malo», subraya con cierto tono de indignación, la misma que invadió a la parroquia verdiblanca cuando el Sporting anunció que mandaría 570 entradas para uno de los partidos más esperados –lástima que el conjunto gijonés haya perdido un tanto el ritmo del play off– y, además y por fin, fijado en un horario con sentido común: un sábado, a las 18.30 horas. Con tiempo para viajar, para disfrutar la mañana, comer y no regresar tarde. Y sin tener que madrugar al día siguiente. Perfecto.
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Y como José Ignacio, varios centenares de racinguistas han activado su wasap y... 'Cógeme dos' 'Y a mi otras dos'. Los cálculos rondan lo dicho, cerca de 2.000 que en este caso estarán esparcidos por la grada del estadio, porque si bien a los 570 que llevan la entrada desde Santander se les ubicará en la grada visitante, el resto se sentará en función de la zona donde sus colegas gijoneses le hayan sacado la localidad.
Las peñas del Racing seguirán fieles a sus costumbres y han organizado una quedada en el mismo lugar que la pasada temporada, en la Plaza Campu La Guía. Será a las 13.00 horas y están invitados todos los racinguistas, 'infiltrados' o no, que se desplacen por su cuenta a Gijón.Será una forma de compartir parte del atractivo que tienen siempre los prolegómenos del partido entre el Sporting y el Racing, sobre todo en las últimas décadas, donde el vínculo afectivo entre ambos clubes ha crecido exponencialmente. El partido está declarado por la Comisión Antiviolencia de Alto Riesgo, por la numerosa presencia de aficionados foráneos que se prevé acudan al encuentro. Esta circunstancia deriva en un operativo policial especial que salvaguardará la seguridad del evento.
Así las cosas, a grandes problemas, grandes remedios. En una situación como esta, cuesta entender que se ponga freno al espectáculo poniendo puertas la campo. Es como si las autoridades tomasen medidas cara a la galería a sabiendas que no son efectivas del todo. Obviamente, la imposición trata de minimizar los posibles incidentes a consecuencia de una superior presencia de aficionados de fuera en la ciudad y, sobre todo, en un evento deportivo donde la exaltación de los sentimientos en ocasiones es desmedida. Sin embargo, pese al descontento del racinguismo por una medida que limita el disfrute de su pasión, no está de más entender el por qué el Sporting se ha visto maniatado por dos vías. Por un lado, la advertencia recibida en el pasado curso condicionó la iniciativa. El toque de atención obligó a reestructurar la grada y practicar obras de acondicionamiento en el estadio para cumplir con lo recomendado. Y la otra vía responde a un cierto malestar, también entendible por parte, esta vez, de los aficionados rojiblancos que se quejaron de que en la temporada pasada –con el Racing sobre manera, pero no exclusivamente– se pusieran a la venta todas las entradas a la vez sin que se les concediera un trato prioritario a los abonados, algo que corresponde para quien su grado de fidelidad está más que de sobra demostrado. Para evitar esta situación entre sus socios, el club gijonés habilitó la posibilidad de que cada aficionado sportinguista con carné pudiera adquirir cuatro entradas a un precio más asequible durante un plazo determinado.En ese tramo es donde se ha producido la exaltación de la amistad sportinguista-racinguista, y donde los aficionados locales 'han dado la cara' por los visitantes. Ese periodo acabó el pasado martes, por lo que ayer fue el primer día en que salieron a la venta en general las últimas localidades libres y, claro... Todo fueron prisas.
Las claves
Cada socio del Sporting podía comprar cuatro entradas a precios más asequibles
La buena relación entre aficiones permitirá que los socios del Sporting consigan localidades a los aficionados racinguistas
Durante la jornada de ayer hubo dudas y colas virtuales en la página oficial del Sporting. El club asturiano, para que no se colapsara, sacó a la venta las pocas entradas que quedaban libres en veces, por lo que fue todo un trabajo de paciencia –otro más– y de pericia el poder adquirir las últimas de Filipinas.
Durante esta temporada, la asistencia media en El Molinón ronda los 24.000 espectadores. En la actualidad, los últimos datos apuntan a 23.000 socios, por lo que normalmente pocos aficionados se acercan al estadio asturiano a presenciar en directo los partidos del Sporting. El aforo oficial ronda los 30.000, pero eso es cuando las gradas se encuentran en perfecto estado de revista, algo que no sucede a día de hoy. Existe una zona, cerca del fondo sur, en la se han detectado daños en la estructura y, por tanto, por motivos de seguridad se ha realojado a los socios a otro lugar del campo y, por supuesto, ha quedado vacía. Esa circunstancia sitúa en algo más de 28.800 el aforo real, con lo que las limitaciones para dar cabida a las cerca de 6.000 peticiones racinguistas eran, de todas las maneras, insalvables.
En cualquier caso, lo que no es menos cierto es que la afición del Racing vuelve a superar todos los pronósticos y una vez más es motivo de admiración por su pertinaz pasión por acompañar a su equipo. Sirva como dato que, infiltrados o no, el sábado será la mayor asistencia de una afición rival al mítico estadio gijonés. No ocurrió en el desplazamiento del Deportivo a Gijón, que no se acercó a los 2.000 seguidores; apenas llegaron a 800 en los días del Burgos o del Valladolid, dos rivales cuyo desplazamiento es sensiblemente mayor que el de los racinguistas.
Pero ni tan siquiera superó las previsiones del sábado lo ocurrido en el derbi con el Oviedo, aunque en esa ocasión condicionado por una situación un tanto rocambolesca. Los aficionados del Oviedo se tomaron mucho peor la reducción de entradas y el pasado mes de septiembre, con motivo del duelo entre asturianos, al trasladar a los ovetenses que tan solo había disponibles 570 entradas la respuesta de sus aficionados fue impactante: 'No vamos'. Y así fue. Los seguidores azulones se negaron a viajar y la grada visitante se quedó desierta. Cero. El escenario distó mucho de lo que suele ser costumbre, con más de 3.000 carbayones.
En definitiva, las medidas, que como es lógico van destinadas a preservar la seguridad del evento, en ocasiones atentan un tanto contra la tradición y la esencia de lo que fue el fútbol. Sea como fuere, lo que no es menos cierto es que potencian la intrepidez de los aficionados y aumenta el vínculo afectivo. Lo dicho, los racinguistas estarán infiltrados en El Molinón.
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