...Y sobre todo de actitud
El equipo verdiblanco mostró ante el Zaragoza una cara mucho más agresiva y dio menos facilidades a su adversario
Lo del sábado lo vio hasta el entrenador contrario, Víctor Fernández, quien calificó el partido del Racing frente al Sporting como un «amistoso de pretemporada». ... Porque tanto frente a los asturianos como en el posterior choque contra el Málaga, el equipo cántabro perdió lo único en lo que poco se le podía echar en cara: la actitud. Oltra picó a sus futbolistas durante la pasada semana y logró el objetivo de reanimar a una plantilla que parecía haber bajado los brazos definitivamente. «Mas que el sistema, ha sido el equipo, que ha dado un paso adelante», reconoció Sergio Ruiz tras el empate frente al Zaragoza. El problema es que este cambio quizá llega demasiado tarde.
Robar cerca del área
Presión mucho más alta
Cejudo, que lleva un poco metido en este negocio, ya lo comentó unos días antes. El Racing necesitaba robar más cerca del área para llegar con menos dificultades. Y el equipo cántabro, frente al rival más en forma de la categoría lo hizo y lo hizo bien. Eso le permitió personarse en más ocasiones en el área del Zaragoza y mantener a los atacantes maños más lejos de Luca.
Agresividad
Más faltas cometidas
José Luis Oltra se lo había reclamado a sus jugadores. Porque ante el Málaga apenas cometieron catorce faltas y el dato frente al Sporting fue una auténtica broma: seis. Un síntoma claro de la falta de intensidad. El Racing también cambió eso ante el Zaragoza. Para frenar a un rival con mucho más talento y, sobre todo, para dar a entender que había un equipo delante, porque Sporting y Málaga jugaron prácticamente solos. Esta vez, frente al cuadro maño, los verdiblancos hicieron 21 faltas. Un número bastante más apropiado para un conjunto que se está jugando la vida a estas alturas.
En el área rival
Aumento en los remates
Cristian Álvarez, portero del Zaragoza, tuvo trabajo e inquietud en el cuerpo a lo largo de todo el encuentro. Aunque las estadísticas que ofrece LaLiga en este aspecto suelen ser más que optimistas, en el caso del Racing contabilizaron 17 remates -fuera y a portería-. Afortunadamente, unos guarismos muy lejanos a los ofrecidos en los dos anteriores choques frente a Málaga y Sporting. Porque en La Rosaleda, se contabilizaron ocho intentos -más allá de un tiro lejano de Cejudo y un remate de Barral, poco más se ajusta a esa estadística-. Contra los asturianos, en casa y con un estadio lleno, los remates fueron únicamente seis. Y esto es pura lógica. A menos llegadas, menos opciones de marcar gol. Y sin tantos, empatar es difícil y ganar, imposible. Siempre, contando con la escasa aportación de los delanteros en este equipo.
En el área propia
Menos intentos del rival
Con la defensa de cinco y la mayor intensidad racinguista en la presión, el Racing logró mantener a raya durante muchos momentos del partido al segundo máximo goleador de la categoría. El problema es que, de los nueve remates que tuvo el Zaragoza, aprovechó dos para lograr el empate. Es lo que tiene el talento que al Racing le falta. Pero dos equipos inferiores, como Sporting y Málaga, le llevaron mucho más peligro al conjunto cántabro en los choques anteriores. Los asturianos lo intentaron 14 veces y los andaluces, 17.
Ambición
No meterse atrás
Aunque conlleva sus lógicos riesgos, meter el trasero en su área sería lo más lógico para un equipo a punto de perecer en lo deportivo. Pero el Racing esta vez, cuando se puso por delante en el marcador, siguió a lo suyo. Bajo el mismo guión con el que había competido a lo largo de todo el encuentro. Ahí entraron otros factores que, al final, dieron al traste con todo lo remado hasta entonces.
Fuerza mental
Reponerse del golpe
El gol de Cejudo se celebró en los Campos de Sport con rabia, pero apenas unos minutos después el Zaragoza empató el encuentro y tiró por tierra toda la alegría verdiblanca. Sin embargo, el Racing no se vino abajo, como ha sucedido en otras ocasiones, y se fue a hacer el segundo. Algo que logró cuando David Rodríguez forzó un penalti que él mismo transformó. 'Prohibido rendirse', que dice el lema implementado por el club.
A mejorar
Despistes y balón parado
Pero, pese a la gran mejoría del Racing en este último partido en cuanto a actitud, ha habido otros factores que al final han igualado la balanza, en perjuicio del equipo cántabro. Los despistes puntuales, los apagones de concentración, han continuado. En el primer gol, el Zaragoza entró plácidamente por la izquierda de la zaga verdiblanca. Habitual vía de la nave racinguista. El centro desde allí lo despejó Figueras al centro y Raúl Guti, sin que nadie tapase su tiro, hizo el empate a un gol. Con 2-1 y el tiempo reglamentario a punto de cumplirse, una contra maña tras un córner a favor del Racing no la supo detener el equipo cántabro. Abraham cometió la falta que supuso su segunda amarilla y en el centro al área, David Rodríguez no marcó de cerca a Álex Blanco, quien, con fortuna, hizo el segundo.
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