«Battiato es un guía espiritual y un maestro»
feria internacional del disco ·
El autor de la singular biografía en español del cantante italiano, presenta hoy su libro en la Feria Internacional del Disco
El periodista Eduardo Laporte (Pamplona, 1979) comenzó escribir sobre Franco Battiato apenas unos días después de la muerte del cantante italiano, ocurrida en mayo del pasado año. Quiso llenar el vacío de publicaciones en español con que se encontró y el resultado fue 'En presencia de Battiato' (Sílex, 2021), el primer libro que aborda su biografía, desde un punto de vista personal y a la esencia, y que presenta esta tarde dentro de la Feria Internacional del Disco (Little Bobby, 19.00 horas).
–¿A qué cree que responde el vacío que encontró en torno al personaje?
–Su muerte pilló un poco a contrapié y quizá con su música nos bastaba. Pero es cierto que Battiato no se acaba con su música, sino que despliega ramas muy enriquecedoras y nos sirve de guía espiritual incluso en un sentido literal, porque lo que nos aporta, aparte de su música es una actitud en la vida, un acercamiento hacia oriente, a la meditación, a los distintos tipos de religiones… Gracias a los libros que sobre él se publican, nos acercamos a esas múltiples dimensiones. Creo que era necesario, como se dice muchas veces, de manera un poco trillada, un libro sobre él, porque él último era de 1.990, de Eduardo Margaretto. En cuanto se murió me puse manos a la obra, no pude esperar
–Destaca mucho en su libro esa parte espiritual del artista. ¿Por qué?
–Una biografía tiene muchos ángulos para ser abordada y uno de ellos es la espiritualidad. Quizá Battiato se puede definir como un místico con vocación de músico, como dice Alessandro Gianetti en el prólogo. Yo también tengo estas inquietudes un tanto esotéricas y por inclinación personal también me interesó.
–¿Su labor de investigación comenzó de forma inmediata a su muerte?
–Sí, el mismo día de su muerte me acerqué a una biblioteca de Madrid a buscar lo que había de él y solo encontré el libro de Margaretto, lo cual me provocó cierto vértigo y me tuve que aprovisionar de libros en italiano. Yo sé el mismo italiano que tú (ríe) y me lancé a esa labor investigadora un tanto temeraria. Después fui descifrando de los biógrafos oficiales su vida y encontré que era un trabajo apasionante. Tengo gran gratitud por dos personajes que son Franco Pulcini y Aldo Nove porque su obra es muy didáctica, obra que yo recojo y creo mi propia biografía que tiene una vocación más literaria, más libre, más de ir a la esencia. Me han dicho que es poco convencional y bienvenida sea esa valoración, porque es lo que quería. No me interesan tanto los datos, los productores o los discos raros, sino hacer un acercamiento a lo nuclear.
–¿Es un libro para iniciados o alguien que no lo conozca sabrá quién era Battiato tras leerlo?
–Lo he enfocado para todo tipo de lectores que tengan una curiosidad por la música, cierto interés por la espiritualidad, la trascendencia, pero haciéndolo ameno, y que el libro en sí te enriquezca. Que te aporte una cultura general. Es una constelación de referencias que hablan de Tolstoi, Pablo D´Ors, Baroja, Eric Clapton.. Hago una ensalada, como diría él, bastante caleidoscópica en la que todo obedece a una lógica interna, un caos ordenado y mi máxima ilusión es que lo lea gente que no es una fan acérrima y encuentre interés, porque Battiato es un guía espiritual y un maestro.
–Afirma que ser seguidor de Battiato es «pertenecer a una tribu abierta y discreta». ¿Eran dos rasgos de su personalidad?
–Sí, porque no se casaba con nadie, era un ser individual, pero a la vez le gustaba la pertenencia a la comunidad, a la religión, con sus límites, para luego romperlos. Battiato está en todas las salsas, siempre está cultivándose. Los battiatianos nos reconocemos de lejos, somos unos frikis extraños con una sensibilidad particular, pero podemos ser de otros clubes. Yo soy barojiano, de Dylan, de Cohen. Tenemos nuestros santones pero hay un olimpo donde Battiato está claramente esculpido en primer lugar.
–¿Se ha dado a su aportación la importancia adecuada en España?
–A veces hay una lectura un poco superficial, como el personaje heterodoxo que cantaba 'Yo quiero verte danzar', que salía en Tocata y quizá no se ha profundizado en todas sus ramificaciones. Su música es como un caballo de Troya que entra en los corazones pero también es difícil, llena de matices. Y este libro trata de hacer justicia para ver que la música es la punta del iceberg de otras riquezas culturales. Trato de ser el guía hacia el guía y hacer el camino más masticado para que se conozca su importancia.
«El creador musical tiene el don de convertir sus inquietudes en algo universal»
–¿Una feria del disco es el hábitat natural para hablar de un libro así?
–La verdad es que es un contexto muy propicio para debatir. La música está bien para escucharla pero también para hablarla. Como escritor, la figura de los músicos me interesa porque es el arte más puro y todos los que estamos en otras dimensiones envidiamos al creador musical que tiene el don de convertir sus inquietudes en ese don universal. Battiato decía que utilizaba la música como una máquina del tiempo y creo que Santander organice este evento es una noticia estupenda que sirva para llevar su mensaje más lento
- Hay precisamente un verso en la que dice que es su canción favorita, 'Perspectiva Nevski', que dice «Y mi maestro me enseñó qué difícil es descubrir el alba dentro de las sombras». ¿Qué lección ha sacado usted en este proceso?
–Podemos confirmar a través de Battiato que tenemos un yo interior que según lo vamos construyendo, no nos abandonará nunca. Esa capacidad de tener un mundo propio, es un reino que cada uno debe dar forma a su manera, para ver la luz a través de la música, más que las basuras, la corrupción o la ansiedad que nos rodea. Trata de que el centro que tenemos, sea más o menos permanente. Para ese viaje hay que tener curiosidad y una búsqueda constante.
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