«El jazz te da la oportunidad de decir lo que piensas con una libertad absoluta»
El intérprete cubano, en plena forma a sus 80 años, ofrece esta noche en Comillas un concierto en formato cuarteto
Dionisio Jesús 'Chucho' Valdés Rodríguez (Cuba, 1941) se ha ganado a pulso ser uno de los músicos más reputados del mundo. Renovó el jazz latino ... desde los años 70, primero con el grupo Irakere y después en solitario, aunque nunca del todo, tocando con multitud de compañeros y en todo tipo de combinaciones sonoras, partiendo de la tradición afrocubana. Esta noche, en formato cuarteto, ofrece un concierto en Comillas dentro de los Caprichos Musicales (Sobrellano, 22.00 horas)
–Llega a Comillas con su cuarteto que, un formato que, según dice, le gusta especialmente
–Sí, el cuarteto es un formato que me encanta, porque tiene muchas posibilidades. Siendo un grupo no muy grande, da muchas opciones sobre la música afrocubana, el jazz latino, la música tradicional cubana… Sobre todos los aspectos que tienen que ver con esta música. Es un proyecto superinteresante.
–¿Tiene esas posibilidades, y también más capacidad de interacción entre los músicos al ser menos que una big band?
–Claro. Un cuarteto es como las cuatro patas de una mesa. No puede haber una floja porque la mesa cojea. Tienen que ser todas sólidas. Lo que tenemos es una interacción donde todo el mundo demuestra lo que puede hacer a través de la música cubana, el jazz y la fusión que estamos haciendo. Ya llevamos un tiempo con ello, y ha tenido muy buen resultado. Estoy contento con este trabajo.
–¿Quiénes son las otras tres patas de esta mesa sonora?
– Son músicos cubanos que viven en Madrid. Hacemos este cuarteto anualmente con un par de giras al año. Está compuesto por Reinier Elizarde en el contrabajo, Pedro Pablo Rodríguez Mireles que toca la batería y toda la serie de tambores afrocubanos y hace muy buena cosa. Generalmente trabajamos con Joe Pipico pero hemos cambiado a otro tremendo baterista cubano que es un gran amigo mío, Lukmil Pérez. Es un fenómeno musical lo que vamos a presentar en Comillas.
–Si tuviera que explicar cúal es el principal valor identitario del jazz latino, ¿qué diría?
–Por supuesto, la rítmica. Los diferentes tipos de ritmos afrocubanos. Es un recorrido por todas las músicas compatibles con ellos. Un paseo a través de la música que uno no debe perderse.
«El concierto en Nueva York tras el que me reencontré con mi padre fue el más emocionante»
–La música afrocubana es un paseo por la historia cultural de muchas generaciones.
–De muchas generaciones, sí. Desde mi trabajo con el grupo Irakere, ha influido en todo lo que está pasando hoy con la música bailable y el jazz en Cuba. Bueno, y en el mundo.
–Cuando le definen a uno como la figura más influyentes en la historia del jazz afrocubano, ¿cómo responde?
–A mí me asusta mucho (ríe). Si lo dicen los críticos, el público, es un honor, un compromiso que uno siente para seguir avanzando y hacer cosas mejores.
–Elegir un tipo de música o composición, ¿también es un compromiso con sus propias raíces?
–Exactamente. Después de hacer un trabajo que da un resultado, uno mira y dice: es que esto no puede bajar de aquí. Lo mínimo que debería ser, y no estoy de acuerdo, es mantenerse. Todo tiene que ir evolucionando más y más y eso es lo que he estado haciendo toda la vida y voy a seguir haciendo.
–Debe ser un trabajo intenso.
–Sí, pero sin embargo hay una satisfacción cuando uno se da cuenta de que se puede encontrar más. Hay que enfocarse muy bien y seguir practicando, seguir experimentando. Eso es lo que siempre hago.
–Creo que puede experimentar en casa porque toca usted, sus hermanos, sus hijos… Tiene su propia big band familiar
– El ADN empezó en Bebo Valdés, mi padre y se ha transmitido a la familia. Algún día no muy lejano pensamos organizar una banda juntos. Con todos los hijos de Bebo, mis hijos y hasta mi nieta que es una gran violinista.
–El Chucho Valdés profesor que enseña a través de la academia online, ¿qué mensaje trata de transmitir a sus alumnos?
–El primero que me transmitió mi papá a mí: hay que ser muy serio y muy constante en este tipo de trabajo. Es una carrera que siempre va a evolucionar. No para. Es como la ciencia; siempre van saliendo cosas nuevas y uno tiene que seguirlas para no quedarse estancado en un mismo punto. Y nunca creerte que sabes todo, porque cuando un músico cree que lo sabe todo, ahí terminó su carrera.
«Un músico nunca debe creer que lo sabe todo, porque ahí terminará su carrera»
–¿Está atento a los nuevos géneros que van surgiendo?
–Siempre salen cosas nuevas y los jóvenes tendrán algo distinto que decir. Es lo normal. El resultado depende de cómo se haga, qué mensaje lleve y si realmente vale la pena.
–Mencionaba a su padre, con quien se reencontró tras un concierto en Nueva York tras 18 años sin verse. ¿Fue la actuación más importante de su carrera?
–Para mí es el top one. El primero. El más emocionante. Después de 18 años sin ver a mi papá, saber que él estaba en el público y saber que nos íbamos a ver, fue muy especial. Ha sido la vez que más miedo he tenido en un escenario.
–A día de hoy, ¿cuál es la sensación principal que tiene al salir a tocar?
–La expectación por la salida, hasta que te vas acomodando y ves que hay una respuesta. Es el primer contacto con la audiencia, sirve para comprobar la transmisión de lo que estoy haciendo.
–Tiene 80 años, buena parte de ellos sin dejar de crear y tocar. ¿Qué hizo durante la pandemia y el parón obligado?
–Empecé a hacer conciertos a través de internet, mandando mensajes con la música. Todos los martes hacía una sesión y tuve muchas 'views'. Miles de personas, mucho más que los que caben en un teatro. Fue la época en que compuse mi suite más importante, 'La Creación'. Durante el 2020 y parte de 2021 estuvimos escribiendo esa obra. Necesitaba tiempo para hacerlo y si no lo hubiera tenido, no se habría dado.
– Viene a un ciclo llamado Caprichos Musicales. ¿Cuáles le quedan por cumplir?
–Muchos. Ya te digo que esto no termina. Estoy escribiendo música clásica cubana sinfónica y componiendo obras para dos pianos, para clarinete y piano, una obra dedicada a Paquito D´Rivera… Sigo adelante.
–Paquito D´Rivera, el saxofonista, su gran amigo, con quien se reencontró este año
–De toda la vida, desde que éramos casi 'teenagers'. Después de Bebo ese reencuentro ha sido el más importante de mi vida. Algo histórico, que siempre soñé. Lo respeto, lo admiro mucho y hemos sido por 17 años compañeros de trabajo. Parece que fue ayer, como dice la canción.
–A partir de la base, de lo que llaman en Cuba el pie forzado, es donde comienza la improvisación. ¿Eso hace al jazz inagotable?
–Eso hace al jazz inagotable porque le da la oportunidad a cada músico de demostrar hasta donde puede llegar su imaginación. Es infinito. Cada uno llega hasta donde puede, pero te da la opción de desarrollar tu mente, de decir lo que piensas, con libertad absoluta. Eso es lo más grande que tiene el jazz.
–El jazz es inagotable. ¿Usted también?
–Es que lo que me da vida e ilusión es hacer música, dar conciertos. Esa y mi familia son mis razones de vivir.
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