Alitalia se queda en tierra asfixiada por las deudas

Cuando, poco después de las 23:00 horas de este jueves, aterrice en el aeropuerto romano de Fiumicino el vuelo AZ 1586 proveniente de Cagliari, Alitalia habrá puesto fin a sus 75 años de historia. La aerolínea de bandera italiana desaparece después de que en las últimas dos décadas haya acumulado pérdidas por valor de 11.000 millones de euros, fruto de la pésima gestión, la injerencia de los partidos políticos, las peleas con los sindicatos y, en los últimos dos años, la crisis provocada por la pandemia, que le dio el golpe de gracia. Alitalia deja en tierra a sus más de 10.500 trabajadores, de los que solo una pequeña parte (2.800) han encontrado acomodo en la nueva compañía promovida por el Gobierno de Roma para ocupar, al menos en parte, el hueco que deja la empresa con su desaparición.

Ita, como se llama la nueva aerolínea, nace libre de deudas pero con un tamaño mucho más reducido que su antecesora. En principio solo contará con 52 aviones y hereda el 43% de las franjas horarias (slots) con que contaba la vieja Alitalia en el aeropuerto romano de Fiumicino y el 85% en el de Milán Linate. Los responsables de Ita confían en que el repunte del turismo les permita duplicar en 2025 el número de aparatos y de trabajadores. Por el momento son muchas las incógnitas sobre su viabilidad en un sector con tanta competencia y en el que marcan la pauta los gigantes del bajo coste. La nueva compañía, además, ya ha recibido el primer revés en su propio terreno, pues las autoridades regionales de Cerdeña han confiado la conexión aérea entre la isla y el resto de la nación a la aerolínea española Volotea, que presentó una oferta económica un 40% más barata.

La desaparición de Alitalia es un daño para el país por lo que significaba como símbolo internacional y las conexiones que ofrecía entre Italia y otros Estados, aunque probablemente suponga también un alivio para los bolsillos de los contribuyentes. En los continuos cambios de propiedad de las últimas décadas, en las que no han faltado sucesivas alianzas con Klm, Air France y Etihad, la aerolínea ha estado continuamente regada con dinero público. Según los cálculos del prestigioso diario económico 'Il Sole 24 Ore', en los últimos 45 años ha recibido unos 12.600 millones de euros de parte del Estado. En el día de su funeral resultan clarividentes las palabras que dijo en 2008 el entonces presidente de la aerolínea, Maurizio Prato, cuando fracasaron las negociaciones para venderla a Air France: «Alitalia lo que necesita es un exorcista».

La resurrección podría llegar al menos al nombre de la vieja aerolínea, aunque no parece que será fácil. Los impulsores de Ita hicieron una oferta para hacerse con la marca por 50 millones de euros, mientras que los comisarios gubernamentales que gestionan Alitalia pedían 290 millones de euros.

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