«No hay que atender a los grupos de presión que piden más gasto público»
Juan Ramón Rallo, doctor en Economía, participa el miércoles en el Foro de El Diario para trasladar su receta liberal con la que apuntalar el crecimiento económico actual
Juan Ramón Rallo tiene claro que las economías son como el hombre, capaces de tropezar dos veces con la misma piedra. Este doctor en Economía ... expondrá sus planteamientos liberales el miércoles en el Hotel Bahía de Santander, donde participará en el Foro de El Diario con una conferencia titulada 'De la crisis a la recuperación... ¿Y de la recuperación a la crisis?'.
-¿Qué no hemos aprendido de la última crisis económica?
-No hemos aprendido que las políticas de estímulo excesivamente extendidas en el tiempo son muy peligrosas y pueden empujar a la economía a una situación de insostenibilidad, es decir, a la generación de una nueva crisis.
-Entonces, ¿usted está en contra de las políticas expansivas que lleva a cabo el Banco Central Europeo con su presidente, Mario Draghi, a la cabeza?
-Totalmente. Estoy en contra no sólo de las del Banco Central Europeo, sino en general de todas las políticas fiscales y monetarias expansivas llevadas a cabo en todos los países occidentales durante la última década. Es verdad que nada más estallar la crisis es posible que tuviera cierto sentido una política monetaria acomodaticia que despejara los miedos e incertidumbres, pero desde luego prolongar en el tiempo esas inyecciones monetarias para tratar de relajar las condiciones de crédito a las que accede la ciudadanía es un error, que es el mismo que nos condujo a la crisis anterior.
-¿Qué va a pasar cuando Draghi abandone estas políticas?
-Primero tiene que dejar de aplicarlas, que no son tan fáciles de retirar. Principalmente porque se han monetizado grandes cantidades de dinero en la economía que no se pueden retirar de la noche a la mañana. Como no parece verosímil que salga a la venta tal cantidad de activos, de momento todo apunta a que no van a retirar como tal los estímulos sino que, a lo sumo, no introducirán nuevos. La estrategia de salida es lo que menos claro tiene cualquier banco central en la actualidad.
-Con la elevada deuda actual, ¿en qué situación quedaría España si se retiran los estímulos?
-Ha habido dos tendencias. La deuda privada cada día es menor. Hemos hecho un enorme esfuerzo para reducir el apalancamiento, de forma que el año próximo es factible que la deuda de familias y empresas quede por debajo de la media europea, lo cual es bastante razonable y nos acercaría a niveles previos a la burbuja inmobiliaria. Por tanto, el sector privado cada vez está más sano. ¿El sector público? Es cierto que es el gran farolillo rojo de la economía pero la cuestión clave es avanzar hacia el equilibrio presupuestario o el superávit. Si eso sucede, dado que no tenemos una fortísima necesidad de refinanciar deuda a corto plazo, pues podríamos aguantar las tensiones que vinieran. Ahora bien, si una subida de tipos nos coge con un déficit importante y con un nuevo ciclo de endeudamiento privado avanzando sí que podríamos ser mucho más vulnerables.
«Las políticas de estímulo excesivamente extendidas pueden generar una nueva crisis económica»
«El sistema es insostenible y no hay solución desde lo público; va a haber un empobrecimiento»
-¿Veremos una nueva crisis en España en el próximo lustro?
-Una crisis endógena nacional yo, sinceramente, no la veo por ningún lado salvo, tal vez, por el riesgo de la deuda pública, pero debieran encadenarse diversos eventos que hicieran que el capital saliera del país, algo que no es tan fácil con la economía creciendo y un déficit reducido. Evidentemente, todo esto con las suficientes cautelas. Ahora bien, sí que puede haber una crisis internacional que nos afecte, eso nunca se puede descartar, aunque nunca sería una recesión derivada de que nosotros estemos haciendo las cosas mal.
-¿Cuál es su receta para apuntalar este periodo de crecimiento económico?
-Las líneas maestras de lo que se ha venido haciendo hasta ahora, salvo en el sector público, creo que son buenas muestras de donde hay que profundizar. Los dos grandes problemas de España eran los desequilibrios productivos y los desequilibrios financieros. Los primeros se pueden corregir con un cambio de modelo fomentando la inversión empresarial en sectores de alto valor añadido, para lo que hay que liberalizar la economía y no penalizar con regulaciones. En segundo lugar, bajar impuestos para que la rentabilidad del empresario la mantenga él mismo y no sea parasitada por el sector público, a lo que habría que añadir cierto clima de estabilidad macroeconómica para que el capital no salga en desbandada del país. En cuanto a la corrección de los desequilibrios financieros, el sector privado ya lo está haciendo en unas magnitudes sorprendentes. Falta el sector público, para lo que hay que bajar impuestos y congelar el gasto público, aunque por desgracia hay demasiadas peticiones para aumentarlo. Por tanto, no hay que atender las demandas de diversos grupos de presión que piden incrementar ese gasto, ya sean colectivos educativos, pensionistas o lobbies empresariales en busca de subvenciones.
-¿Cómo ve usted la problemática de las pensiones?
-El problema de las pensiones no va a estallarnos si se aplican las reformas para garantizar la sostenibilidad de las cuentas públicas, aunque consolidan un recorte de las condiciones de jubilación del 40%. Por tanto, va a haber un empobrecimiento de los trabajadores que entran al sistema, aunque no en el corto plazo, en tanto que no van recibir la prestación que ellos esperan. No hay solución desde lo público, salvo subir masivamente los impuestos, aunque es difícil que cuadren las cuentas. El sistema es insostenible, así que o machacamos a impuestos a los trabajadores o advertimos a las generaciones futuras que si quieren una pensión digna deberán ir construyendo también un fondo de ahorro privado. Es decir, una fórmula mixta que prima en la mayoría de economías.
-¿Es peligrosa la dependencia actual de la economía en relación al sector turístico?
-Es verdad que el turismo ha tomado la delantera en este modelo productivo. No obstante, hay otros sectores que han ido aumentando su peso en el Producto Interior Bruto (PIB), tanto profesiones liberales como industria manufacturera. El turismo es un puntal y creo que no hay que dramatizar, sino sacar el máximo partido de nuestras ventajas. Eso sí, haciéndolo bien.
-¿Qué hoja de ruta debiera seguir Cantabria ante el horizonte actual?
-Eso es algo que deben decidir los empresarios del lugar en función de las habilidades y contexto particulares. Esto, obviamente, más allá de eliminar cualquier barrera para la actividad empresarial. Decir una propuesta desde fuera sería un acto de arrogancia intelectual.
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