«Cantabria debe plantearse como objetivo atraer y retener talento»

–¿Qué negocio tiene actualmente Telefónica en Cantabria?

–En términos de accesos, unos 500.000 entre fijo, móvil, televisión, banda ancha... Como dato, cerca de 51.000 clientes de televisión de pago. Nuestra inversión acumulada en los últimos diez años se aproxima a los 200 millones, básicamente en mantenimiento de infraestructuras o ampliación de capacidades sobre la antigua red de cobre. En los últimos tres años, en el despliegue de fibra óptica hemos destinado casi 35 millones hasta llegar al 70% de la población de Cantabria. Seguiremos desplegándola en los próximos años, pues nuestra intención es llegar a prácticamente toda la región.

–¿Qué inversiones tienen previstas para los próximos años en la Comunidad?

–Nos queda, como acabo de mencionar, un porcentaje de casi el 30% de la población para poder cubrir casi todo el territorio con fibra. Lo que vamos a hacer es mantener nuestro ritmo inversor de los últimos diez años para poder ofertar este servicio al 90 o 95% de la población.

–¿Cuándo se alcanzará ese objetivo que menciona?

–Sin dar un dato exacto, pensar en el horizonte de 2022 no sería ninguna locura. Eso sí, con todas las prudencias. También dependemos de las iniciativas del Gobierno de España para apoyar el acceso de los ciudadanos a las tecnologías de banda ancha. Esperemos que las administraciones nos ayuden en este cometido, aunque ya lo están haciendo de hecho.

–¿Por dónde pasa el futuro del sector de las telecomunicaciones en España?

–Básicamente por seguir explotando nuestro mayor y mejor activo, que son las redes. Sobre esas redes, entregar a los clientes de hogares, pymes, grandes empresas e instituciones la carta de servicios que necesiten en cada caso. Por encima de eso, va a hacer falta manejar muchos datos, por lo que estamos convencidos de que vamos a ser capaces de dar sentido económico a esos datos y los clientes nos van a elegir para trabajar con ellos.

–¿Cómo está gestionando Telefónica el auge del 'big data'?

–Para nosotros es estratégico. Más allá de nuestra actividad clásica de servicio, en este momento el 40% de nuestra facturación en grandes empresas y administraciones corresponde a tecnologías de la información. De ese porcentaje, casi un 15% va ligado a nuevos negocios digitales. Hablamos del internet de las cosas, big data, ciberseguridad o proyectos como Santander Smart City. Usar todos esos datos, en definitiva, para mejorar la vida de los ciudadanos y los servicios que se les ofrecen. Ese paquete, montado en diversas plataformas dentro de Telefónica, es el que nos va a convertir en referente en este nuevo panorama tecnológico.

–Al hilo de los datos, ¿cómo ha abordado Telefónica la nueva regulación europea y el cambio de percepción tras crisis de reputación como la sufrida por Facebook?

–Nosotros hemos sido siempre súper estrictos con nuestros protocolos y la ciberseguridad. Adaptar nuestra actividad a la nueva legislación de la Unión Europea no ha sido sencillo. Al contrario, implantarla en todos los procesos de Telefónica ha sido duro, pero entendemos que es la única forma de que los clientes estén tranquilos. Tenemos un mantra interno de que esos datos son de los clientes, lo que en ocasiones ralentiza nuestras operaciones comerciales. Podríamos ser mucho más agresivos a la hora de llegar al cliente, pero preferimos ralentizar las acciones antes que usar esa información sin permiso del consumidor.

–¿En qué estado se encuentra hoy en día el proyecto Santander Smart City?

–Hicimos una primera experiencia en la anterior Semana Grande en relación a turismo, tráfico y procedencias de los visitantes para poder tomar decisiones de cara a futuros eventos. Actualmente estamos definiendo la plataforma y montando la sensórica. La idea es obtener información sobre turismo, deportes, agua, iluminación... Es como un cerebro al que ir añadiendo terminaciones nerviosas. A mí me gusta el ejemplo de parques y jardines: si tienes sensórica en estos emplazamientos no va a ser necesario activar el riego todas las noches dado que en Santander llueve mucho. La verdad es que se está haciendo mucho trabajo que hoy en día luce poco, pero que cuando lo tengamos nos parecerá normal y habrá otras ciudades que directamente se aprovechen del esfuerzo que está haciendo el Ayuntamiento santanderino.

–¿Cómo ve a Cantabria en el campo de la innovación?

–Cantabria tiene enormes empresas que ya están trabajando sobre ello, ya sea el Hospital Valdecilla o Teka. Las nuevas tecnologías se han asumido de manera muy acelerada en los hogares, mientras que en la gran empresa y en las administraciones hay gran preocupación igualmente por integrarlas. Creo que un factor común en toda España y donde existe un recorrido mayor en términos de digitalización, aparte de ser crítico, es en las pymes. Casi el 30% de las empresas con menos de diez trabajadores en Cantabria no tiene internet. Es algo que parece increíble. Después el propio proceso de sus tratamientos digitales también deja mucho margen para trabajar y dar un empujón con la colaboración de empresas e instituciones. Ahí Telefónica estará para echar una mano como colaborador.

–¿Qué opinión tiene de la economía regional respecto a otras autonomías de su entorno?

–Se están haciendo cosas para recuperar el crecimiento. Cantabria tiene una oportunidad importantísima en el turismo, pero también en la gran industria, como se ha visto en el esfuerzo del Gobierno autonómico con Sidenor. Toda la mejora externa del resto de comunidades le vendrá muy bien a Cantabria como receptora del turismo de calidad. Para nosotros también es un problema, pues hay muchas zonas con poblaciones que van cambiando. Por ejemplo, Laredo. Por eso, Cantabria tiene una calidad de red y móvil bastante superior a la media nacional.

–¿Qué tiene que hacer una comunidad como Cantabria para atraer centros de competencia?

–Cantabria tiene un tamaño que es el que es, y tiene que competir con otros territorios de mucho más tamaño. Hoy en día las cosas se pueden hacer desde cualquier sitio en términos de revolución digital. Cantabria debe plantearse como objetivo prioritario el de atraer talento y retener el que hay aquí. Eso se hace mediante la obsesión por la digitalización de las grandes compañías y contando con las 'startups' más innovadoras. La manera de cautivarlas debe ser un buen planteamiento de negocio con el sector privado y apoyado por las instituciones.