Adiós a Toño, el de San Roque, buen pasiego y gran alcalde

Toño era ganadero de profesión y por vocación, una persona dispuesta a ayudar a cualquiera que lo necesitara. Cuando nevaba, era el primero en coger su tractor para abrir los caminos a sus vecinos, cuando había necesidad de agua siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás, dejando incluso lo suyo sin hacer, cuando la ocasión requería, y contando en todo caso para ello con la comprensión y firme apoyo de su familia.

Antonio destacó también como cantero, dejando un legado en cuanto a obras, casas y cabañas rehabilitadas, en las que aplicaba esa sabiduría y esa maña propias de los canteros pasiegos.

A Toño le encantaban las ferias ganaderas, las fiestas de la comarca y los deportes rurales, a las que acudía por devoción, sin perderse alguna; como buen pasiego le gustaba el trato e intermediaba con todos, con su alegría y cercanía. Buen jugador de cartas, la flor su pasión y donde sobresalía entre sus contrincantes.

Tenía Toño signo propio de identidad, su gran bigote y su sombrero, su espontánea naturalidad, pero si por algo destacaba era por su simpatía, moderación y respeto hacia los demás, al margen de disputas políticas y consideraciones personales, alejado siempre del conflicto y los intereses partidistas. Fue un alcalde de todos y para todos.

El miércoles día 9, la ermita de Merilla concentró a un gran número de personas. Muchas gracias, presidenta, por acudir, esta vez no para celebrar su fiesta, los Dolores, su feria, sino para reconocer y despedir a un gran alcalde, un gran hombre, buena persona, nuestro amigo y que con orgullo podríamos decir, el de todos, al que nunca olvidaremos.

Descansa en paz, Toño.