La mujer que ayudó a los torrelaveguenses a conocer mundo
Nació en la castiza plazuela del Sol de Torrelavega en el año 1928 donde, a los tres años de venir al mundo falleció su madre ... con tan solo 27 años, dejando huérfanos a tres hijos, Ana María, Tinuco y Armando de 3, 6 y 9 años, así que fue su tío, Pedro Lorenzo, quien tuvo que proteger a sus sobrinos que se criaron junto a sus primos Ricardo Lorenzo, el gran arquitecto cántabro, y Soledad Lorenzo, importante galerista española. Su tío Pedro fue el último alcalde que tuvo Torrelavega durante la Segunda República, y quien después de la contienda civil se asentó en Barcelona, convirtiéndose en un destacado industrial textil. Posteriormente pasarían a vivir en la recoleta plazuela de Cuatro Caños, también en Torrelavega, desde donde Ana acudía al entonces cercano colegio de los Sagrados Corazones. Conoció a otro torrelaveguense, Luis Pérez Carral, que entonces estudiaba Derecho, comenzando un noviazgo que terminaría en boda en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción al finalizar el novio los estudios.
Entre las aficiones de su esposo Luis estaba la de viajar por lo que, además de su trabajo como funcionario municipal, comenzó a ser agente de la empresa Wagons-Lits Cook, una firma internacional pionera en viajes de lujo, especialmente conocida por sus coches cama y coches restaurante, a la que el matrimonio comenzó a prestar servicios, primero, desde su propia casa, y después, en los años cincuenta del pasado siglo, abriendo la primera agencia de viajes que hubo en Torrelavega -y una de las primeras de Cantabria- en una local de la calle Consolación, frente a la iglesia vieja.
En los años setenta cambiaron de ubicación, creando Viajes Penta en la plazuela del Sol, que siguió siendo la avanzada de las que posteriormente se crearían en la ciudad. La agencia estuvo dirigida por Ana María hasta su jubilación, con 65 años. Junto a ella trabajó siempre en el negocio, su hija Ana, quien continuó con la actividad hasta que decidió traspasar el negocio familiar.
Fue Ana María una mujer prudente, extremadamente trabajadora, optimista, positiva y cuidadora de los suyos que, tras quedar viuda, dedicó su vida a la familia y a los ratos de ocio junto a sus amigas, compartiendo citas como su partida en el Casino.
Descansa ya en la paz del señor.
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