La educación en el debate
Es una buena noticia que la Cámara, sus grupos políticos, se centre en asuntos cercanos a los intereses y preocupaciones de los ciudadanos de la región y que tienen plena vigencia
Jesús Serrera
Martes, 13 de junio 2017, 08:04
Seis de los once puntos de la sesión plenaria de ayer en el Parlamento estaban relacionados con la educación en Cantabria. Es una buena noticia ... que la Cámara, sus grupos políticos, se centre en asuntos cercanos a los intereses y preocupaciones de los ciudadanos de la región y que tienen plena vigencia. Todavía sería mejor que además de los diversos aspectos funcionales planteados calendarios, carencias tecnológicas, problemas en colegios o comedores escolares se abordase también un debate más a fondo sobre la calidad de la educación. Por ejemplo, sobre la progresiva relajación de la exigencia a los alumnos o la transición deficiente entre la enseñanza y el mundo laboral cuando los expertos señalan que en España hay muchos miles de puestos de trabajo cualificado que no se pueden cubrir debido al déficit de formación constatable entre los jóvenes.
En el pleno de ayer, el PP interpeló al consejero de Educación sobre el nuevo calendario escolar, que primero introdujo periodos de vacaciones cada dos meses y ahora suprime las de Semana Santa, entre las protestas de muchos padres y de grupos de la comunidad educativa que ya han captado más de 11.500 firmas para pedir al presidente Revilla que revoque la medida. Hasta la FAPA coincide esta vez con el PP en que la consejería dirigida por Ramón Ruiz está rendida a los intereses de los sindicatos. En todo caso, eso ha sucedido desde el principio de la legislatura. Desde la fulminante supresión de las becas de iniciación para profesores que implantó el PP y que los sindicatos rechazaban hasta los cambios en el calendario y las cargas lectivas, pasando por contratación de empleo público mucho más alta que en otros sectores.
Más allá de los criterios docentes y pedagógicos, opera en la consejería socialista el objetivo de preservar la paz sindical y tener contenta a una clientela proclive en las urnas, al menos cuando el espectro político era menos complejo que el actual. También el PP cree haber hallado ahora un nicho prometedor para explotar en toda la geografía cántabra el malestar de muchas familias y hasta los perjuicios en la economía regional por la eliminación de las vacaciones de Semana Santa.
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