Jardín pejino
Hermoso título para un hermoso libro. Con un subtítulo 'Flores y florilegios' muy revelador de su contenido. Obra de María Eugenia Steinmetz Corral, fotógrafa, escritora ... y etnógrafa. Laredana en esencia, presencia y potencia. Editorial Universidad de Cantabria. Del cual cumple resaltar que es un libro objeto y un libro floral.
Libro objeto porque apetece tenerlo y sumergirse en sus 333 páginas, de moderno diseño y bucear entre las 124 fotografías, tomadas por la autora en sus idas y venidas por los paños de tierra donde con amor y mimo se cultivan anualmente las flores llamadas a adornar su celebérrima Batalla de Flores. Festejo emblemático de la villa que ha lugar todos los años sin falta desde aquel 30 de agosto de 1908, casi un siglo y cuarto ya, cuando las traineras, engalanadas con flores, regaron con serpentinas y caramelos las calles por donde iban pasando, hasta la playa Salvé, de intenso azul la mar y su risueño cielo.
Y libro floral por partida doble: porque la mayor parte de las fotografías son de flores (a sangre, ocupando todo el espacio de la página) o de carrozas de flores, formadas con flores o con flores artísticamente ornadas. Y, también, porque rizando el rizo el libro se resuelve en forma de florilegio. Que, Academia, define como «colección de trozos selectos de obras literarias». En definitiva: con retazos de historia y composiciones poéticas, recolectadas a mano, con celo buscando, en el jardín de las letras.
Al que María Eugenia ha peregrinado en estos dos últimos años de incesante búsqueda, para cosechar cuanto de la villa de su cuna y amor se ha escrito en forma de cantigas, romances, poemas, rondallas, marzas, cantatas, rapsodias y un largo etcétera.
Remedando a Gerardo Diego, que llamaba «hijos con alas a los libros», permítaseme afirmar que el aquí glosado es «un hijo con alas» que ya desde su presentación sobrevuela el mundo pregonando el nombre de Laredo con su vistoso aleteo.
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