Ciencia y publicidad
CANTABRIA POSITIVA ·
Preocupaciones de salud de los cántabros tal día como hoy de 1921Hoy nos preocupa, entre otras amenazas a la salud, el covid. ¿Qué preocupaba a los cántabros del 12 de abril de 1921? Se ... lo consultamos a los anuncios sanitarios de ese día. Muchos médicos particulares ofrecían sus servicios. Solís Cagigal en urinarias y 'secretas'. Gonzalvo en digestivo y rayos X. F. Cotero, oculista, garganta, nariz y oídos, Pérez-Andrés, vías urinarias y cirugía general. Echevarría, estómago e intestinos. Rodríguez Cabello, cirugía en Sanatorio Madrazo. Cordero Arronte, pediatría. Santiuste, garganta, nariz y oídos. Saro, odontólogo. Vázquez Andiande, enfermedades de la mujer. Sainz de Varanda, partos y ginecología. Ruiz Zorrilla, urinarias. Chamorro, médico militar, atendía «gratis a los pobres» en el Hospital de San Rafael, hoy Parlamento. Santín Arias, estómago, intestinos y medicina interna.
Pero no menos olfato tenían las casas comerciales respecto de la demanda social. La diabetes se curaba radicalmente con el «vino uranado Pesqui». El anticatarral García Suárez sanaba tos, catarro y tuberculosis. Los enfermos del corazón podían comprar la cardiodínamo del doctor Subirá, que valía para todo. Los comprimidos de Gibert aseguraban la «curación definitiva, seria, sin recaída posible» de la sífilis. Las pastillas de eucaliptus Elósegui sólo se atrevían con toses y resfriados, a peseta la caja. Una viñeta que presentaba una dama muy mareada en un tren garantizaba que, con unos comprimidos de Rhodine, eso no se repetiría. Y con el «patentado» Ungüento Mágico, en solo tres días desaparecían las molestias de los callos.
En cuanto al Secreto Indio, afirma el anuncio que con él «os garantizamos que antes de diez días no se os caerá ni un cabello de vuestra cabeza, y que antes de dos meses vuestra calva tendrá una cabellera abundante, fuerte, sedosa y brillante». La sarna curaba en veinticuatro horas y por tres pesetas con Sulphosal Cledera. Luego, estaba Mostelle, zumo de uva sin fermentar, recomendado por «eminencias médicas» para atender dispepsia, neurastenia, estreñimiento y fiebres gástricas. Y el yanqui Compuesto Vegetal de Lydia E. Pinkham arreglaba dolores de espalda, tristezas y ataques nerviosos femeninos.
La ciencia se hacía publicidad y la publicidad se hacía ciencia.
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