Hace un año, cuando salimos del confinamiento general, se hizo más visible. Se pensó que era una consecuencia del encierro obligado y el deseo ... de salir de él. Desde primeras horas del día las calles se vieron pobladas de ciudadanos practicando deporte. Se pensó que iba a ser una circunstancia pasajera, pero ha pasado el tiempo y pese a que tal vez la intensidad ha decaído un tanto, se ve que hemos interiorizado el deporte en nuestra vida cotidiana. Ya lo indicaban los gimnasios y centros deportivos privados al expresar cómo les estaba afectando económicamente la pandemia.
La realidad es que el deporte ocupa una parte importante de nuestro tiempo y en Torrelavega lo comprobamos continuamente, tanto en las calles como en las distintas instalaciones donde niños y niñas participan en las escuelas deportivas, uno de los símbolos de la ciudad. Atletas corriendo por la Ronda, el Patatal o La Viesca, ciclistas pedaleando por las carretas y caminos de Cantabria, sobre asfalto o tierra, las piscinas con sus calles ocupadas por nadadores, los gimnasios recibiendo a quienes quieren realizar ejercicios o utilizar la amplia gama de aparatos, los pabellones deportivos programando una complicada red de horarios para dar cabida a tantas solicitudes. Con diferentes objetivos, de un modo individual o en grupo, federados o simplemente aficionados, como rehabilitación o inducidos por un consejo médico para prevenir o superar procesos de enfermedad, a un mayor ritmo o de una manera despaciosa, podemos ver a hombres y mujeres de todas las edades en esa pluralidad deportiva que llega a convertirse en adictiva.
Lo que está fuera de toda duda es el carácter benéfico del ejercicio, no sólo para el cuerpo directamente, sino también desde el punto de vista mental. Nadando, corriendo, pedaleando, en la rutina uno está pensando, reflexionando, es como una suerte de yoga. Cuando se trata de un ejercicio de grupo, se añade el valor de la relación personal, de amistad. Ahora el Ayuntamiento va a incorporar como oferta deportiva y de ocio el remo con canoas sobre nuestro icónico Besaya. Una buena noticia.
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