Las coincidencias no existen. Al menos, cuando nos referimos a las personas que crean mundos para nosotras. Ayer en la plaza, dos nombres de referencia ... hablaron de caminos. Y al recordarlos las veredas, los caminos, las trochas, los cruces de caminos se multiplican sin fin. Dice Nando López que su libro 'Teníamos 15 años' ofrece la posibilidad de que cada lector, de que cada lectora, haga un camino propio. «Los que ya pasamos por ahí, tuvimos 15 años diferentes, aunque las preguntas fueran similares. Por eso, al entrar en el libro cada persona hace su propio viaje». Los viajes a lomos de los libros son infinitos si nos permitimos el acto de volar. Hay que permitírselo.
Sube al escenario Mónica Ojeda. Un lujo tener a una de las voces literarias más originales y de más peso en la literatura latinoamericana. Pero el lujo real es leerla porque nos propone «diversas rutas para que cada cual haga su camino, rutas llenas de preguntas». Nuestro camino. Nuestros caminos –así, en plural–. Si algo me ha regalado la literatura, los ensayos, la poesía, es eso: caminos por los que perderme, en los que encontrarme; caminos excitantes o caminos provocadores; preguntas sin respuestas y preguntas con múltiples respuestas.
No busco en un libro confirmar mis prejuicios porque eso, los prejuicios, es lo que nos hace vivir encostrados, asustados, a la defensiva. Tampoco parece que Felisa vaya por ese camino. La Feria del Libro, después de seis días, ya está preñada de voces diversas, de centenares de preguntas que hacen de pista de despegue no solo para la imaginación, sino también para la cotidianeidad. No pierdan la oportunidad de perderse -o de encontrarse- en los caminos que nacen de la Plaza de la Palabra.
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