El pequeño comercio en los centros de las ciudades está atravesando una difícil situación. A la crisis general como consecuencia de la presencia de ... las grandes superficies en los extrarradios urbanos y la fagocitación que realizan las franquicias de las grandes marcas se une la venta a través de internet. Ahora, como a perro flaco todo son pulgas, surge la pandemia que nos asola provocando cierres de empresas y los ERE y como resultado, menos dinero el ciudadano para gastar y un impreciso temor a salir de compras por miedo al contagio.
El comercio tradicional, para compensar un mercado en clara inferioridad, se encuentra en la necesidad de reinventarse, de buscar fórmulas que atraigan a los potenciales clientes. Además de las ayudas económicas y las campañas de promoción vinculadas a las instituciones, debe encontrar fórmulas de llegar a los posibles compradores. El trato personalizado es una de ellas. Otra de las medidas que ha surgido en los últimos años es la de dinamizar las calles. Convertirlas en lugares atractivos apoyándose en la decoración del espacio urbano y los escaparates. La Cámara de Comercio ha estimulado esta idea con certámenes individuales o de zona. Al proyecto se han sumado muchos establecimientos que han animado sus locales con propuestas imaginativas. Uno de los habituales y con varios premios conseguidos es Cristalería Robledo, un negocio fundado por Ignacio Robledo en 1984 en Los Corrales de Buelna que ahora es regentado por sus hijos Vicente y Alejandro en la calle Consolación. Unas veces referidas a fiestas, otras con motivo de los cambios estacionales, los dos hermanos sorprenden a los paseantes con sus instalaciones lúdicas y estéticas que salen del marco del escaparate.
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