La mamba que sabía volar
El niño que enrollaba los calcetines de su padre antes de los partidos. El niño que nació en la orilla obrera y sucia del río ... Delaware. El niño que aprendió a botar el balón en la Toscana. El niño que imaginaba canastas ganadoras entre los 'tifosi'. El niño americano que aprendió el nombre de Michael Jordan con acento italiano. La segunda persona de la Santisima Trinidad. El chico que aprendió a volar a 4.300 kilómetros de Los Ángeles. El chico que pisoteó a Chamberlain con 14 años. No sería la última vez. «I touched the net, Mom, this is the best day of my life». El chico McDonalds. El chico Nike. El chico 'soy mejor que Jordan'. El rebelde que rechazó a Duke, Carolina y los Wildcats antes de escupir en la cara de los Hornets. El chico que solo veía el futuro en púrpura y oro. La estatua más alta en Figueroa esquina Chick Hearn. El joven que quería ganarlo todo desde el primer minuto. El joven que no respetaba los galones. El joven que desesperó al 'maestro zen'. «Es imposible entrenarle». El joven que ni supo ni quería ser la sombra de Shaq. El joven que dijo aquello de «si me ves peleando con un oso, reza por el oso». La mayor ambición en 1,98 de altura desde MJ23. El hombre que perseguía un imposible. Dios solo hay uno. «It's amazing. I'm the reason. My reign is as far as your eyes can see». La mejor sonrisa en una cancha de baloncesto. El hermano mayor de Pau Gasol. El hombre al que cinco anillos no le saciaban. Siempre le faltó el del empate. El hombre de los 60 puntos en su partido de despedida. La mamba negra. 'The clutcher'. La leyenda. «5 seconds on the clock. Ball in my hands. 5 … 4 … 3 … 2 … 1...». Kobe.
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