María Blanchard, novelada
El periodista Baltasar Magro se acerca a los últimos cuatro meses de vida de la pintora cántabra
En los últimos años están ocupando un lugar destacado en el mundo editorial los periodistas convertidos en narradores, especialmente los que proceden del ámbito de ... la televisión. El tirón que proporciona su popularidad garantiza un número de lectores que llegan a sus relatos por la simpatía y la curiosidad que despiertan. Las editoriales tienen un mínimo garantizado y una publicidad asegurada. Luego, respecto a la calidad de sus trabajos, hay de todo, abundando quien tiene oficio por el ejercicio diario con la palabra pero carece de encarnadura literaria.
Estos días aparece publicada la novela 'María Blanchard. Como una sombra', del conocido periodista de Televisión Española Baltasar Magro. Licenciado en Historia del Arte, en ella se acerca a los cuatro últimos meses de la pintora cántabra cuando la enfermedad la va acechando, acercándola a la muerte mientras sigue pintando con esfuerzo en su casa estudio parisino. Magro sitúa a la pintora viviendo con su hermana Carmen y sus sobrinos humildemente cerca de Montparnasse, recibiendo las visitas de sus amigas Isabelle Rivière, su primera biógrafa, y de Angelina Beloff, expareja de Diego Rivera, más algunos coleccionistas y galeristas. Evoca las tertulias nocturnas en los cafés y su intensa relación con Juan Gris sobre todo y con Picasso, Modigliani y Lipchitz; su preocupación por atender a los mendigos y vagabundos del barrio que acudían a su casa para que les ayudara, añorando la bahía santanderina. Nos describe a una mujer obsesionada con su vocación, pintando incesantemente aún en la agonía y sin fuerzas, nos cuenta sus reflexiones artísticas, nos describe sus temas (maternidades, niños, mujeres ante el tocador, personajes de la calle, todos con una pátina de melancolía), su modo de enfrentarse al lienzo («sin una idea previa, no estarás haciendo arte»), su evolución desde el cubismo, su interés por la técnica del pastel, su deseo no cumplido de pintar más flores, la marginación de la mujer en mundo del arte, su lucha por «interpretar las emociones de la gente»... Pero de un modo especial, nos transmite el dolor derivado de su conformación física, el sufrimiento por las vejaciones de niños crueles indiferentes al padecimiento ajeno. La pintura y la religiosidad eran el refugio para la artista. Baltasar Magro se sirve de una anécdota para atraer al lector: el deseo de un joven adinerado para que María Blanchard reproduzca un retrato antiguo realizado por la pintora que le recuerda a su madre. Entre la ficción y la realidad, con un lenguaje sencillo y poético, nos acerca a la personalidad de una de las artistas más importantes de la historia del arte, a la que compara en ciertos aspectos con la mexicana Frida Kahlo.
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