Los valores universales hoy
En un mundo marcado por la incertidumbre, los conflictos y la desigualdad, la pregunta por aquello que nos une como humanidad resulta más urgente que ... nunca. Más allá de ideologías, religiones o culturas, existen principios que han sido reconocidos como comunes a todos los seres humanos: los llamados valores universales.
La vida, la libertad, la justicia, la paz, la solidaridad, la verdad y el respeto forman parte de ese lenguaje común que hace posible la convivencia. No se trata de conceptos abstractos; son guías prácticas que orientan nuestras decisiones cotidianas y que sustentan la cooperación y el respeto mutuo. No es casual que estén presentes en tradiciones filosóficas y éticas de diferentes civilizaciones y que figuren en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.
Ahora bien, aunque todos los valores son importantes, no siempre se manifiestan con la misma fuerza. A menudo entran en tensión y es necesario priorizarlos. Aquí surge la noción de jerarquía de valores. Los diferentes pensadores no se ponen de acuerdo al ordenar los valores jerárquicamente, como si el debate fuera sobre el sexo de los ángeles. En mi opinión en la cúspide se encuentran los valores fundamentales: la vida, la libertad y la justicia. Les siguen aquellos que consolidan la convivencia, como la solidaridad, la paz y el respeto. Más abajo se ubican valores personales o instrumentales, útiles pero subordinados a los anteriores.
Esta jerarquía nos recuerda una verdad esencial: sin vida, no puede ejercerse ningún otro valor; sin justicia, la libertad se convierte en privilegio; sin respeto, la paz es imposible.
Hoy, en medio de crisis sociales y globales, reforzar estos valores universales no es un ideal ingenuo, sino una tarea urgente. Son el terreno común desde el cual podemos construir sociedades más justas, solidarias y humanas.
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