Hace unos días me encontré en la calle con Eduardo Fernández Abascal y Sonsoles. Mantuvimos la clásica conversación de acera. Hablamos de las biografías ... que se habían publicado de los arquitectos españoles Guastavino, padre e hijo. Les pregunto por su hijo Gabriel, también arquitecto, y me dicen que está trabajando con ellos en su estudio, como los mencionados Guastavino. Es muy frecuente en las profesiones liberales, médicos, abogados, pero también en el comercio de tradición familiar, como el que ha dado fama a Torrelavega con sucesivos relevos generacionales. Asimismo en el mundo del deporte. Comprometida decisión la de los hijos dedicarse a lo que han visto en casa y arriesgarse a las comparaciones. Los padres, como los profesores, siempre desearán que los alumnos, los discípulos superen al maestro. Será un signo de progreso.
Complejos de Edipo aparte. Curiosamente en la sala Mauro Muriedas hay una exposición bajo el título `De tal palo, tal astilla´, que refleja este tema en el territorio del arte. La muestra reúne a artistas de Cantabria de varias generaciones bajo la relación de padres e hijos, en algún caso entre un matrimonio de creadores y un hijo. De cada uno de ellos hay una obra con una dicción personal, como corresponde a los verdaderos creadores. Lenguajes diferentes: pintura, dibujo, escultura y fotografía; géneros tradicionales: paisaje, retrato y naturalezas muertas, figuración y abstracción. Con piezas procedentes de colecciones institucionales, privadas y cedidas por los propios artistas, la muestra tiene una componente sentimental además de la propiamente artística que evidencia el poderoso influjo de un ambiente en la educación de los hijos. En este caso, cómo el olor de la pintura, de los líquidos de revelado, el pisar los retales de los materiales escultóricos pueden despertar una vocación. De padres gatos, hijos michines.
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