Salvad al soldado verano
Debemos saber sobrevivir a las carencias de este tiempo de aislamiento social y emocional
Las vacaciones no sólo son necesarias para el sector vinculado al turismo (agencias de viaje, hostelería, comercio, hotelería y medios de transporte), sino que es ... un tiempo en que necesitamos oxigenarnos, cambiar de aires, tomar otros escenarios y dejar que otros nos faciliten la vida. Tras la fallida Semana Santa, como concepto vacacional, ahora nos toca esperar al verano para destruir todos los fantasmas que estos tiempos de covid nos ha traído.
Llevamos 13 meses con restricciones y 15 de muchas personas con el miedo metido en el cuerpo. Este tiempo se va acumulando en los depósitos de resiliencia que todos, en mayor o menor medida, tenemos. Somos conscientes de que aún nos queda tiempo por delante hasta que el 'efecto rebaño' nos permita volver a vivir sin más restricciones que las del día a día. Es cierto, tenemos la fortuna de ser supervivientes ante el virus, pero también debemos saber sobrevivir a las carencias de este tiempo de aislamiento social, mental y emocional. Necesitamos vacaciones en el más puro sentido de esta palabra (estar vacíos, estar desocupados). Es preciso que nos salvemos el verano los habitantes de un país que tiene sentido cuando nos dejan relacionarnos con otros, cuando nos permiten disfrutar del sol, la naturaleza y la compañía de amigos y familia en un entorno despreocupado. Playa, hoteles encantados, 'gastronotuya' (comidas con compañía), viajes diferentes y otras culturas. Necesitamos desparasitarnos de tiempos de exigencias, de rutinas, de mascarillas, de precauciones y cautelas, de aislamiento y sufrimiento. Nuestra mente está diseñada para disfrutar y ese alimento, además de la vitamina E, nos lo puede proporcionar un tiempo de sol y libertad.
Inevitablemente debemos ser serios y responsables con los últimos metros de esta carrera de fondo; es imprescindible mantener el rigor de este carnaval de máscaras y relaciones a distancia para salvar un verano que vamos a necesitar más que nunca. De otro lado, el virus no entiende de épocas del año, está programado para extenderse y anular la voluntad del cuerpo que quiere vivir y el único antídoto, previo a la vacuna que todos deseamos poder recibir más pronto que tarde, es el cuidado preventivo hasta que el escudo de la protección nos defienda.
Es más que probable que debamos reservarnos hasta el último tercio del verano para lograr unas tasas de seguridad que nos permitan liberarnos de tanta presión. Por eso debemos invertir en esfuerzo de prevención hasta que el soldado verano nos libere del enemigo viral. No llegarán a cuatro meses los que deberemos esperar para el Día D de la reconquista de nuestros niveles de libertad social. Debemos ser firmes en la preparación del desembarco para que las tropas rivales no nos eliminen con su indiscriminado fuego. El soldado verano llegará, no nos vengamos abajo; si resistimos, ganaremos.
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