La importancia de decidir
El avance hacia una sociedad igualitaria requiere voluntad política, recursos y una implicación decidida de todos los niveles institucionales
Cada 25 de noviembre, Cantabria se une a la voz global que exige el fin de todas las violencias que sufren las mujeres y las ... niñas. Violencias físicas, sexuales, psicológicas, económicas, institucionales y digitales. Son distintas expresiones de la misma violencia estructural que sigue costando vidas y limitando libertades. Aunque las herramientas cambien, el patrón de control, humillación y dominación permanece.
La violencia digital se manifiesta con nuevas estrategias y espacios, pero reproduce los mismos objetivos que la violencia machista tradicional: silenciar, acosar y expulsar del espacio público a quienes se atreven a participar, a opinar o a liderar. El acoso en redes, la difusión no consentida de imágenes y la suplantación de identidad son formas actuales de agresión que afectan tanto a mujeres como a niñas, y requieren respuestas urgentes y efectivas.
Resultan inaceptables los discursos negacionistas y los recortes en políticas de igualdad. Cada euro que se retira de la prevención, de la educación en respeto y convivencia, o de la atención a víctimas, es un paso atrás. Cada silencio ante la violencia, cada decisión que minimiza su gravedad, contribuye a sostener un sistema que permite que mujeres y niñas sigan siendo acosadas, agredidas o asesinadas.
Frente a esta realidad, el Partido Regionalista de Cantabria reafirma su compromiso con la defensa de los derechos de las mujeres, y con la erradicación de todas las formas de violencia. El PRC trabaja activamente junto a la Comisión 8M Cantabria y con el conjunto del movimiento feminista, compartiendo esfuerzos para consolidar una Comunidad Autónoma más justa, libre y segura. Porque la igualdad no es un eslogan: es una responsabilidad política y moral que debe traducirse en acción.
Las mujeres cántabras queremos vivir sin miedo, con respeto, oportunidades y libertad. Queremos gobiernos que nos protejan, que nos escuchen y que respondan con hechos, no con excusas. No queremos partidos que nieguen nuestra realidad, mucho menos que recorten nuestros derechos o que, con su silencio, sean cómplices de los retrocesos.
Queremos compromiso, empatía y valentía. Y, sobre todo, queremos un futuro donde las nuevas generaciones no tengan que volver a exigir lo que ya se conquistó con tanto esfuerzo.
El avance hacia una sociedad igualitaria requiere voluntad política, recursos y una implicación decidida de todos los niveles institucionales. Las administraciones deben ser motor de cambio, con medidas legislativas efectivas, dotación presupuestaria suficiente y una evaluación rigurosa del impacto de las políticas públicas en la vida de las mujeres.
No basta con aprobar planes de igualdad o realizar campañas de sensibilización en fechas señaladas. Es imprescindible que cada política pública, sea educativa, económica, sanitaria o cultural, incorpore la perspectiva de género de forma transversal y constante. Solo así será posible prevenir la violencia estructural y corregir las desigualdades que la perpetúan.
En este contexto, la educación en igualdad se erige como un pilar esencial. Desde las primeras etapas escolares es fundamental enseñar el respeto, la convivencia y la resolución pacífica de conflictos. La escuela no puede ser ajena a los valores democráticos y a los derechos humanos. Tampoco los medios de comunicación, que tienen la responsabilidad de contribuir a la transformación cultural necesaria para erradicar estereotipos y promover una imagen diversa, real y respetuosa de las mujeres.
Tomar decisiones con conciencia es fundamental para proteger estos derechos y garantizar la igualdad. No se trata de apoyar a una formación concreta, sino de valorar críticamente las opciones que nos afectan a todas y todos, analizar las políticas que promueven la protección de mujeres y niñas y reflexionar sobre cómo nuestra participación puede fortalecer la igualdad y la seguridad de quienes más lo necesitan. En un contexto de desinformación, donde los mensajes rápidos y simplificados circulan con fuerza, es imprescindible pensar, contrastar y elegir con criterio. La información manipulada, incluso disfrazada de soluciones fáciles, puede actuar en contra de nuestra protección y de nuestros intereses colectivos.
Hoy, más que nunca, debemos levantar la voz frente a quienes banalizan la violencia de género o promueven retrocesos en los derechos conquistados. La lucha contra las violencias machistas no es una cuestión partidista, es una causa de justicia social que nos interpela como sociedad.
Este 25N no basta con recordar. Es tiempo de actuar, de posicionarse y de decir con claridad de qué lado está cada persona, cada institución y cada decisión. Porque una Cantabria libre de violencias solo será posible si quienes la conformamos asumimos nuestra responsabilidad con la igualdad y con la vida de las mujeres y las niñas.
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