Vuelta al tren de los 60
¿De verdad que no hay soluciones y por primera vez en la historia del ferrocarril un avance tecnológico supone un aumento del tiempo de los desplazamientos?
Desde la creación del ferrocarril hasta hace unos meses, siempre que se incorporaba una nueva tecnología era para mejorar el servicio ferroviario. Más comodidad, más ... seguridad y mayor puntualidad, sin que ello supusiera un salto atrás en la frecuencia de los trenes adjudicados a cada trayecto y, menos aún, aumentar los tiempos de desplazamiento entre estaciones si no todo lo contrario. Decía al principio que «hasta hace unos meses» porque la incorporación del ASFA (Anuncio de Señales y Frenado Automático) en su versión digital ha ocasionado un retroceso importante de los trenes de vía estrecha, antigua FEVE.
El tiempo del trayecto entre Santander y Astillero o viceversa ha aumentado de 15 a 25 minutos en muchos casos y, además, se han reducido los servicios, es decir, ahora tenemos dos trenes a la hora cuando anteriormente había tres. En octubre del año 1981 se había reducido el trayecto a los 15 minutos mencionados con la incorporación de la tracción eléctrica, en años posteriores, no recuerdo la fecha, con la incorporación de los sistemas de señalización automática se aumentó la malla de servicio y hemos estado muchos años con un tren cada 20 minutos, aproximadamente. Con esta situación ha venido a terminar radicalmente un avance tecnológico; el ASFA digital.
¿Por qué ha sucedido esto si el sistema digital viene a mejorar el analógico? Simplificando, podríamos decir que con el ASFA analógico el maquinista tenía un margen de maniobra donde, viendo las circunstancias de la vía y con su propia percepción, podía tomar decisiones sobre la velocidad. Sin embargo, con la señalización digital el gobierno del tren depende completamente del propio sistema. Cuando no se encuentra la señal en verde, es decir, si no hay señalizado una entrada libre o un paso directo, el ASFA digital aplica una curva de reducción de velocidad a 30 Kms/hora, y hasta 10 Kms/hora si está en rojo. A esto se añade que, en algunas estaciones, nunca se pone en verde el semáforo de entrada; esto sucede cuando el maquinista no tiene visión de la señal de entrada y se hace esto para evitar que se circule con exceso de velocidad en vía desviada. En un trazado sinuoso diseñado en el siglo XIX esto se da con bastante frecuencia.
Otro problema añadido que me ha tocado sufrir personalmente en varias ocasiones es que no hay maquinista para conducir el tren o este sale con retraso porque todavía no ha finalizado su tiempo de descanso. Los maquinistas tienen que descansar según normativa y convenio 45 minutos cada 5 horas y media, por lo que, si esta circunstancia no está prevista, se ocasionan retrasos y suspensión de trenes. Sucede también, pero en menos ocasiones, que un maquinista llega retrasado en un tren y no tiene tiempo de cubrir su descanso para tomar el siguiente. Esto es un problema de organización del servicio que debe disponer del personal apropiado para garantizar los horarios establecidos.
Volviendo al ASFA digital y su implantación en la vía estrecha de Cantabria y en el resto de la cornisa Cantábrica
¿Por qué este sistema no se adapta a las características de los trazados y la longitud de los cantones entre señales? ¿Por qué no se puede modificar la reducción de velocidad a 60Kms/hora cuando una señal está en amarillo (que significa precaución) o verde amarillo (que significa anuncio de precaución)? ¿Por qué no se modifican los enclavamientos electrónicos, en lugar de limitar la velocidad, cuando la señal no está a la vista del maquinista? ¿De verdad que no hay soluciones técnicas y por primera vez en la historia del ferrocarril un avance tecnológico supone un aumento del tiempo de los desplazamientos? Sinceramente no lo puedo creer.
No podemos perder el tren como medio imprescindible de trasporte, ni renunciar al privilegio que tiene esta tierra de contar con trenes de cercanías desde hace 130 años. Las cercanías de la antigua FEVE se han venido usando por centenares de miles de cántabros a lo largo de los últimos años. Estamos vigilando la llegada del AVE y, sin embargo, la mayoría de los cántabros hemos regresado a realizar los recorridos en los mismos tiempos que con las máquinas de vapor; probablemente más seguros, habría que analizarlo detenidamente, pero aburridos y con ganas de encontrar otro medio de transporte que esté a la altura de los tiempos en seguridad, comodidad, horarios y tiempo de desplazamiento.
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