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Las guindillas en vinagre son un encurtido perfecto para el aperitivo.
Guindillas y piparras
cultura gastronómica

Guindillas y piparras

Tradicionalmente se consumen fritas, con escamas de sal, y en vinagre, encurtido imprescindible en las gildas, banderillas y otros pinchos

alicia del castillo

Sábado, 13 de mayo 2017, 13:38

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Habitualmente se comen en vinagre encurtidas, siendo fundamentales para la preparación de banderillas y las famosas gildas guindilla, anchoa y aceituna, nacidas en el bar Casa Vallés de San Sebastián en honor al personaje de Gilda interpretado por Rita Hayworth en 1946, en la película que llevaba el mismo nombre.

Consideradas la tapa de aperitivo por excelencia en los bares y tabernas del País Vasco donde las guindillas poseen una variedad autóctona, Guipúzcoa, La Rioja y Cantabria, también son fieles compañeras y muy apreciadas cuando se trata de degustar unas alubias rojas o caricos. Frescas se suelen preparar fritas en aceite de oliva y con sal de escamas. ¡Un manjar!

Las guindillas, procedentes de las zonas tropicales y subtropicales de América, llegaron a Europa en el siglo XV. La guindilla verde pertenece a una variedad autóctona de pimiento que ha ido desarrollando una serie de características que las diferencian de otros debido a la transformación que ha sufrido la planta por las características climatológicas temperaturas suaves, humedad y sol de la zona donde se cultiva y a los numerosos trabajos de investigación agraria realizados por agricultores del País Vasco que han conseguido mejorar sus características tradicionales desarrollando una variedad autóctona, las guindillas de Ibarra, producidas y envasadas en esta localidad guipuzcoana.

Suavidad y sabor

Su principal característica es su forma alargada. Se trata de un pimiento carnoso de color verde amarillento, entre 5 y 12 centímetros, con una piel muy fina y muy suave para el paladar al que le aporta también un ligero picor. La temporada de estos langostinos de Ibarra como se les conoce popularmente en la zona, va de julio a noviembre, si las temperaturas son buenas, siendo su momento óptimo los meses más calurosos del verano, julio y agosto. La plantación comienza a finales de abril y su crecimiento es bastante rápido y con abundante fruto.

Los expertos dicen que las mejores guindillas son aquellas que miden 8 centímetros, ni muy largas ni muy cortas, para que prácticamente no piquen. Cuanto más tiempo pasen expuestas al sol más largas son y más pican. La recogida de la guindilla varía según el momento del año: cada dos días, en meses soleados y cada quince, en épocas de mal tiempo. La piparra se recolecta a mano cuando se encuentra en su momento óptimo y no se cortan, se doblan sus rabos hasta que se parten, siempre por el extremo más cercano a la planta.

Desde hace diez años las piparras de Ibarra producidas y envasadas en el País Vasco cuentan con el sello de calidad alimentaria de la Fundación Kalitatea. Las cualidades organolépticas tan extraordinarias que posee se deben a la temperatura de la zona. Su aroma combina con hierbas de aromas frescos, como la albahaca, el perejil, el cebollino, la menta Marida a la perfección con una ensalada de tomates, salazones como las anchoas y el bonito y otros productos de larga curación como los quesos, el jamón y la cecina.

Las guindillas ayudan a combatir el colesterol y la acidez gástrica. Son beneficiosas como analgésico para aliviar algunos dolores, para destruir hongos y mohos, para la digestión y para abrir el apetito. También ayudan a quemar grasas durante la digestión.

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