El Gobierno regional y Camargo trabajan para erradicar el chabolismo en Alday
La Dirección General de Vivienda destina ayudas a través de entidades no lucrativas y el municipio para realojar a las familias en pisos de alquiler
En el poblado chabolista de Alday, ubicado a las afueras de Maliaño (en Camargo) malviven ocho familias desde hace muchos años. El asentamiento, situado ... justo al lado de dos centros comerciales, ve cómo los bichos y las ratas asoman entre los agujeros de los módulos prefabricados de chapa en cuanto la fumigación pierde su efecto. Aquí, el ir y venir de los coches que entran y salen del municipio a una acera de distancia es la banda sonora fija para unos niños que juegan a la pelota o al escondite entre la chatarra, de la que subsisten. Hoy son ocho familias las que están en esa situación, aunque la Administración trabaja para que ese número caiga hasta cero de aquí a los próximos años.
Erradicar el chabolismo lo antes posible es el objetivo común que comparten la Dirección General de Vivienda del Gobierno de Cantabria y el Ayuntamiento de Camargo. Juntos trabajan en un programa de ayudas concebido a tal fin, consistente en una oferta de subvenciones directas al alcance de los municipios de Cantabria y las entidades sin ánimo de lucro. En Camargo, el plan no cristaliza todo lo rápido que quieren las familias, pero avanza. Hasta el momento, este proyecto ha conseguido realojar ya a una familia para que abandone el poblado y, a cambio de un alquiler social, se instale definitivamente en un piso del Gobierno de Cantabria. La intención de ambas administraciones es seguir esa misma línea con el resto de personas que moran en este oasis. Según informan a este periódico, ya habría al menos dos familias más preparadas para dar el paso y dejar Alday para siempre.
El programa autonómico ha realojado a una familia del poblado y dos más podrían dar el mismo paso
Tanto Vivienda como el Ayuntamiento insisten en calificar el asunto como un «proceso complejo y largo de trabajo, concienciación y educación». No todas las experiencias han sido tan fructíferas como las citadas anteriormente, según declaran. Existen familias dispuestas a abandonar el chabolismo, que ahorran para hacer frente a los gastos de su posible nuevo hogar; otras, por su parte, ofrecen más dudas a los técnicos involucrados en el plan.
Para hacerse una idea de cómo funciona, el programa contra el chabolismo del Gobierno destina estas ayudas a los ayuntamientos o a entidades sin ánimo de lucro directamente involucradas en la integración de algunos colectivos a través de diferentes iniciativas. Su labor va más allá de la simple consecución de una vivienda para estas familias. Los técnicos y profesionales que trabajan en estas entidades realizan un apoyo y seguimiento de las familias, desde el fin de la infravivienda hasta su completa integración en su nuevo vecindario y en la sociedad.
Los moradores de la zona piden cambios y lamentan el «abandono» por parte de la Administración
Este no es el único programa que el Gobierno regional ha armado contra la lacra del chabolismo. Otro de los planes diseñados en esta hoja de ruta es 'Regeneración y renovación urbana y rural', una iniciativa que ofrece ayudas en proyectos con un ámbito más «integral» para la erradicación total de asentamientos por iniciativa municipal. En este caso, la Dirección General de Vivienda otorga un importe destinado tanto a casas construidas para aquellas familias que residen en infraviviendas como a los equipos de seguimiento y apoyo de estas personas.
«Estamos desamparados»
Carlos Barrul, presidente de la Asociación Gitana Amanecer y considerado patriarca dentro del poblado de Alday, no comparte muchas de las impresiones del Ayuntamiento o el Gobierno autonómico. Donde la administración ve un «proceso largo», él aprecia un «abandono flagrante»; cuando las instituciones piden «paciencia», Barrul urge «ayuda» para las familias que malviven en la zona, uno de los últimos núcleos chabolistas de toda Cantabria.
«Estamos completamente desamparados, sin auxilio y dejados de la mano de Dios», lamenta el portavoz de la agrupación, «harto» de ver pasar las últimas legislaturas «sin apenas ningún cambio» en un poblado que, desde su punto de vista, se ha convertido prácticamente en un punto ciego al margen de todo.
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