Arquitectos, aparejadores e ingenieros examinan gratis las viviendas de la riada en Reinosa
Casi medio centenar de profesionales inspecciona de forma altruista todos los inmuebles dañados por la inundaciones de diciembre
Nacho González Ucelay
Reinosa
Sábado, 25 de enero 2020
Casi medio centenar de profesionales adscritos a los colegios oficiales de Arquitectos, de Aparejadores y de Ingenieros de Caminos Canales y Puertos de Cantabria, además ... de ingenieros técnicos de Obras Públicas, se desplazaron el viernes hasta Reinosa para inspeccionar de forma altruista los inmuebles que se vieron afectados por las graves inundaciones que se registraron el pasado 19 de diciembre en la capital campurriana, tomar nota, redactar un informe y poner las conclusiones de su visita en manos municipales.
En un gesto de generosidad que no pasó inadvertido a los vecinos, todavía doloridos por una catástrofe que van a tardar años en olvidar, los técnicos respondieron en masa a la llamada del alcalde de la localidad, José Miguel Barrio, que había solicitado su colaboración para poder efectuar una evaluación certera de los daños estructurales que la riada ocasionó en 700 viviendas, garajes, trasteros y bajos de once comunidades vecinales.
Reunidos a primera hora de la mañana en el salón de plenos del Ayuntamiento, los técnicos, un batallón de cuarenta hombres y mujeres preparados para revisar palmo a palmo cada una de las estructuras hostigadas por la riada, que no son pocas, se repartieron en pequeños grupos para comenzar temprano un exhaustivo chequeo que se prolongó durante todo el día. «Vamos a realizar una inspección visual de todos los inmuebles afectados para tratar de localizar los posibles riesgos estructurales que pudieran haber sufrido», resumió antes de ponerse en marcha el decano del Colegio Oficial de Arquitectos, Moisés Castro.
«No somos peritos tasadores ni venimos con esa función», matizó. «Venimos para revisar las viviendas y tranquilizar a sus propietarios, para que se sientan más seguros, para que vean que hay técnicos especializados que se interesan por el estado que presentan sus bienes». Para ayudar, vaya.
Sensibles al drama de los vecinos, los ingenieros se desperdigaron por las cuatro esquinas de la localidad conscientes de que por el camino se iban a cruzar de frente con personas que todavía están muy doloridas del tremendo bofetón emocional de unas inundaciones para la historia. «La vivienda es un bien muy preciado del que en buena medida depende la tranquilidad y la seguridad de las personas», incidió el decano. «Y cualquier suceso que comprometa su estabilidad genera gran desconfianza», añadió Castro, que capitaneó un ejército de ingenieros convencidos de que su sola presencia debía relajar el rictus, muy serio, de los damnificados.
Directos a las zonas asignadas –el barrio de Sorribero, la avenida de La Naval, la calle Duque y Merino y la zona centro de la ciudad– arquitectos, aparejadores e ingenieros fueron haciendo acopio de cualquier detalle que les pudiera ayudar a conocer más acerca del estado estructural de las viviendas dañadas. Información que, avanzó Castro, «servirá para elaborar un informe que, una vez concluido, trasladaremos al Ayuntamiento de Reinosa para que tome las medidas que considere oportunas».
Arrimar el hombro
Con ello, explicó luego el secretario del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Cristian Camino, los técnicos participantes, a los que no importó en absoluto arrinconar sus quehaceres de cada día para sumarse a este gesto solidario, «habremos respondido como es debido a la llamada de socorro que nos hizo Reinosa y a la que, evidentemente, nosotros no podíamos dejar de responder de ninguna manera». Ante un suceso de esta magnitud, «pues qué menos que arrimar el hombro, ¿no?».
Agradecido, el alcalde, Barrio, aplaudió «la reacción inmediata» de un colectivo, de tres más bien, «que con su enorme generosidad ha conseguido hacernos ver a todos que este tipo de desgracias tienen también su lado positivo, la solidaridad, que es con lo que nos quedamos. Con eso, y con el firme propósito de que esto no vuelva a pasar».
Como él, Silvia, Manuela, Ramón, María Teresa y el resto de los vecinos que ayer abrieron las puertas de sus casas maltrechas a los técnicos, se dejaron abrigar agradecidos por «la empatía de la gente que sin conocerte de nada viene a echarte una mano en tus problemas».
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