«Castro no ha cambiado tanto, ni el pueblo ni la gente»
La artista Laura Salaverry expone su colección 'I love CU' en el Castillo-faro y en La Residencia, reviviendo recuerdos de la infancia y de la juventud en el que siempre fue su lugar de veraneo
La pasión por el arte ha movido desde niña a la artista bilbaína Laura Salaverry, una creadora que, en estos momentos, y hasta el 8 de agosto, llena de movimiento y luz las salas de exposiciones del Castillo-faro y el Centro Cultural La Residencia, en Castro Urdiales. Es la primera vez que Salaverry expone en esta ciudad, una villa marinera que bien conoce, pues es su «pueblo de veraneo de toda la vida». Cuenta que «todo» le ha servido de inspiración para crear estas dos colecciones unidas bajo el título 'I love CU', que se diferencian entre sí, pues la de La Residencia muestra piezas elaboradas en sus comienzos como artista, mientras que la del Castillo-faro enseña el trabajo más actual.
¿Quién es Laura Salaverry?
Nací en Bilbao. Según mi madre, siempre quise ser artista. Pasaba las horas en mi habitación pintando, bailando, cantando, escribiendo o tocando el piano. Era una niña con mucha energía y muy creativa. Soñaba con ser actriz y sabía de memoria los diálogos y coreografías de Grease, Xanadú, Flashdance… A los 16 estuve a punto de dejar los estudios para dedicarme al Ballet. Y más tarde, mientras estudiaba Periodismo en la universidad, dudaba entre adentrarme en el mundo de la moda o la animación 3D. Me gustaba todo lo que tuviera que ver con las artes y la comunicación, era muy vocacional, pero no tenía claro qué disciplina artística era la mía o en qué podría ser buena.
Hasta que el marketing irrumpió en su vida…
Tras un Máster en el Instituto de Empresa entendí mejor el mundo empresarial y la importancia de saber vender y venderse. Fue una experiencia enormemente enriquecedora porque ya no sólo tenía una perspectiva artística de las cosas, sino que también comercial. De allí me marché a California a aprender Marketing en la UCLA, y a continuación conseguí una beca para estudiar moda durante un año en Milán. Con 25 años me incorporé al departamento creativo de Hugo Boss. Aquellos años fueron maravillosos. Trabajaba de sol a sol a caballo entre Alemania, Suiza, Italia… conocí a un montón de gente, asistíamos a «fashion shows» y ferias en París, Florencia… Me apasiona la industria de la moda y conseguir sacar adelante colecciones que gusten es muy gratificante.
¿Cómo ha sido su evolución como artista?
Con 32 años tenía 5 hijos así que durante un tiempo tuve que dejar de lado mi carrera profesional. Según los niños han ido creciendo he retomado mi actividad, pero ahora las inquietudes que tengo son otras, voy madurando y definiendo. No me veo trabajando para una gran empresa y viajando por el mundo, sino que me gusta estar por mi cuenta, creando en mi entorno y decidirlo todo yo. No descarto algún día diseñar ropa o cantar una canción, nunca se sabe, pero hoy por hoy estoy centrada en la pintura y la interpretación. Nunca fui a clases de dibujo así que me estoy formando de manera autodidacta. Voy aprendiendo cuadro tras cuadro. Para mí es un reto imaginar un cuadro y materializarlo. Y lo mismo con mis vídeos en redes sociales. Es muy divertido escuchar una canción e imaginar una coreografía, un outfit, un escenario… Lo difícil es ejecutar una idea con todas mis limitaciones y que se parezca a aquello tan alucinante que había visualizado.
Por tanto, ¿cómo se definiría en cuanto a estilo artístico?
Creo que mezclo muchos estilos, desde lo abstracto hasta el pop. Algunos interioristas definen lo que hago como «arte decorativo». Son cuadros bonitos pero muy diferentes entre sí. Algunos transmiten paz y calidez y otros son más duros y llamativos. Pero todos pueden ir en cualquier lugar de la casa, son fáciles. También resulta interesante la mezcla de cuadros coloridos con aquellos en blanco y negro, o bien siluetas psicodélicas frente a geometría minimalista. Es una fusión de colores, formas, razas…
«Tras el confinamiento, hay un »boom« en el mundo del interiorismo»
L. SalaverrY, ARTISTA
Democratizar el arte es una de sus inquietudes…
Se trata de que todos podamos tener en casa un cuadro y que no sea un póster, y a un precio razonable. Diferentes tamaños, estilos, colores, texturas… Además, tras el confinamiento, hay un «boom» en el mundo del interiorismo. Ahora le damos mucha más importancia a la decoración del hogar.
¿Por qué una exposición en Castro?
Porque Castro es mi pueblo de veraneo de toda la vida. Tengo muchos recuerdos de la infancia, la juventud… y ahora, a través de mis hijos, lo revivo todo de nuevo. Castro no ha cambiado tanto, ni el pueblo ni la gente.
¿De qué se compone 'I love CU'?
La colección está dividida en pequeñas familias de cuadros: tenemos la familia K-Pop, la familia Kill Bill, la Yogui, la Mondrian, incluso la familia Kardashian. Según la inspiración. Después, a través de vídeos, digamos que me meto en la piel de mi inspirador y hago coreografías en honor a él. Algunas son muy difíciles, tengo que ponerme mucho más en forma.
«El mayor reto es ponerme frente a la cámara y no morirme de vergüenza»
L. Salaverry, artista
Así que los vídeos tienen un papel importante en su labor creativa…
Con los vídeos trato de hacer publicidad audiovisual. No he hecho más que empezar. Estoy preparando vídeos muy buenos. Lo bonito es hacerlo yo todo sola de principio a fin. De repente te viene una idea para un cuadro y a partir de ahí voy construyendo: lo primero pinto el cuadro y durante todas esas horas con los pinceles y la música voy imaginándome una historia, un guion y voy estructurando mentalmente el vídeo. Luego hay que preparar la coreografía, elegir la ropa, grabar, escoger tomas, editar… Lo más difícil y el mayor reto es ponerme frente a la cámara y no morirme de vergüenza.
¿Está trabajando en algún nuevo proyecto?
Si, pero está aún en el aire así que no puedo decir mucho. Es en Madrid y va de Egipto. Os invito a todos a que me sigáis en redes en @laurasalaverry y que bien vengáis a visitar mi estudio y local comercial en Bilbao en la calle Heros, 11. Se llama ROOM 11.