La ‘barca de los peregrinos’ rescata a cuatro piragüistas en la desembocadura del Asón
Estaban a la deriva, con síntomas de agotamiento, en medio de una corriente que les arrastraba aguas adentro
La barca del Puntal, de Maurilio o de los peregrinos ha protagonizado poco antes de las 14:00 horas el rescate de cuatro piragüistas que navegaban a la deriva en la desembocadura del Asón. El propio pasaje que en ese momento estaba a bordo en el trayecto Santoña-Laredo ha ayudado a la tripulación para izar a bordo a los turistas náuticos así como sus dos embarcaciones.
Las complejas condiciones de la corriente, con un coeficiente de 101 y un viento bastante intenso que ha rolado de forma repentina, han hecho que las dos piraguas biplazas se hayan visto a merced de la ría. Una de las embarcaciones ha perdido incluso los remos, dejando sin opciones de enfilar el rumbo a sus tripulantes. Ha sido entonces cuando desde la lancha que enlaza de forma permanente ambas orillas se han percatado de las dificultades de los cuatro navegantes.
No sin dificultad, han logrado aproximarse a ellos y, una vez aseguradas las dos piraguas, han conseguido subir a bordo a unos jóvenes que habían alquilado estas embarcaciones para hacer un paseo turístico en este espectacular paraje situado en pleno Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel. "Estaban agotados, ya no podían más", explica el patrón de la barca.
Una vez a salvo en el Puntal pejino, los deportistas han agradecido la determinación de sus rescatadores, que también han contado con la complacencia de un pasaje que, pese a que han llegado más tarde a la orilla, han entendido que el auxilio justificaba de sobra el retraso con sus citas gastronómicas en Laredo.
Según explica Alberto Gómez, responsable de la empresa que explota la línea Laredo-Santoña, “con el de hoy hemos dado inicio a un capítulo que cada año se repite más de una decena de veces. Sea por la inexperiencia, sea por las malas condiciones de la mar, o por una suma de ambos factores, lo cierto es que no hay temporada en la que no nos toque emplearnos a fondo para evitar males mayores”, explica. Afortunadamente, y como suele ser habitual, el episodio se ha saldado con buenas noticias para los piragüistas, cuyos rostros en tierra firme aún reflejaban el susto y la angustia que han vivido.
