Laredo retoma su Domingo de Ramos con nuevos bríos
Cientos de pejinos asisten a una celebración donde las cintas de colores y las rosquillas se mezclaron con tambores y capuchinos
Tras dos años de parón obligado por la pandemia, los laredanos se echaron masivamente a la calle para festejar el Domingo de Ramos. A las 11:30 horas la plazuela Marqués de Albaida, enclavada en el corazón histórico de la Puebla Vieja pejina, quedó abarrotada de una multitud deseosa de participar en el acto que da inicio a las celebraciones de la Semana Santa laredana. Niños, padres, madres, abuelos, abuelas y jóvenes, portaban palmas y ramos adornados con cintas multicolores y sabrosas rosquillas. Esas que le dan un toque tan particular a una tradición que las gentes de esta villa marinera siguen celebrando con enorme fervor.
La comitiva oficial estuvo encabezada por el Patrón Mayor de la Cofradía de Pescadores y Mareantes San Martín de Laredo, César Nates, así como por los integrantes de la Corporación Municipal, presidida por la alcaldesa, Charo Losa. Todos ellos accedieron a uno de los edificios que preside la plazoleta y ocuparon su lugar habitual en las balconadas. Desde allí, el párroco, Juan Luis Cerro Aja, después de transmitir a todos la Palabra de Dios, procedió a una bendición general de los ramos y palmas.
Algarabía
Tras la aclamación a Jesús, las autoridades y el resto de fieles, iniciaron el ascenso a la parroquia de Santa María de la Asunción, donde tuvo lugar la misa mayor. El cortejo, como en la bajada, fue precedido por una representación de capuchinos de la Hermandad de Jesús Nazareno y de la Hermandad de la Soledad, acompañados de tambores. Un hito que no se veía en Laredo desde hace casi medio siglo. Desde hace unos años, el Hermano Mayor, Fernando Arce y un grupo de estrechas colaboradoras están empeñados en recuperar ritos y vestimentas que aún siguen muy arraigados en la memoria de los más mayores. A la entrada del templo, el párroco procedió a la bendición personalizada de todos los que portaban ramos y palmas.
Uno de los momentos más entrañables de la celebración religiosa, que fue solemnizada por el coro de la Asociación Musical Cultural “Panchoneras de Laredo”, llegó cuando todos los niños fueron invitados a acceder a pie del altar con sus respectivos ramos. Un momento de algarabía que se repitió con la bendición final, cuando los más pequeños obtuvieron por fin vía libre para dar buena cuenta de las sabrosas rosquillas prendidas en sus ramos.