«Para nosotros, los ganaderos, el verano significa no disponer de vacaciones»

-¿Cómo se vivió el confinamiento en la localidad?

-Sin duda alguna, con mucha preocupación. Es cierto que nosotros, al estar en un pueblo pequeño, continuamos haciendo vida normal, porque había que seguir atendiendo al ganado, pero no cabe duda de que las noticias que veíamos en la televisión, sobre todo las primeras semanas, fueron muy duras.

-¿Siguieron llegando al pueblo los servicios básicos de abastecimiento, evitando así bajar a La Vega o a Potes?

-Sí. Venían tres panaderos durante la semana, además del pescadero, el de los congelados y el responsable de una tienda de ultramarinos de La Vega. De esta forma, junto con lo que teníamos en casa, cubrimos las necesidades principales.

-Su marido vivió el confinamiento en un pueblo de la provincia de Cáceres donde cuida durante el año una parte de vuestra cabaña ganadera. ¿Cómo fueron esos meses de incertidumbre por el covid?

-Vive parte del año en la localidad de Malpartida, en Cáceres, en un pueblo donde en invierno casi no hay habitantes, atendiendo una buena parte del ganado que tenemos. Diariamente hablábamos por teléfono y, aunque siempre uno tenía esa preocupación que durante este tiempo ha convivido con nosotros, sabía que al no estar en contacto con los vecinos, era difícil que se contagiase.

-Ledantes es un pueblo con segundas residencias. ¿Concluido el estado de alarma, han comenzado a llegar al pueblo sus propietarios?

-Desde el momento que se pudo circular por la comunidad autónoma y, posteriormente, por la geografía nacional, han venido nueve familias que tienen aquí su segunda residencia, desde Santander, Madrid, Asturias o Alicante. Nuestra preocupación ahora es que dicen que se han hecho las pruebas, pero por el pueblo no utilizan las mascarillas.

-¿Existe temor a que pueda llegar un rebrote de la pandemia?

-Desde luego que viendo la situación existente en España, y a pesar de que no hemos tenido ningún caso, hay miedo, principalmente, entre la gente mayor, a que en cualquier momento se pueda producir un rebrote.

-¿Cómo son los meses de verano en un pueblo como el suyo?

-Para los vecinos que tenemos animales, son días de mucha más actividad, atendiéndolos, y sobre todo haciendo las labores de la hierba, aunque llevamos unos días en que la niebla aparece al amanecer y tarda en levantar. Las personas mayores aprovechan para pasear por las callejas, hacer pequeñas tertulias y acercarse hasta las proximidades del pueblo cercano de Villaverde. Para nosotros, los ganaderos, esta época significa no disponer de vacaciones, pero concluidas las tareas y ya en el otoño, aprovechamos algún día para ir a conocer otros rincones bonitos de Cantabria.

-Cuando un turista se acerca hasta el pueblo, ¿qué es lo que más le llama la atención?

-Sin duda, la pisa, que se utilizaba para utilizaba para golpear, desengrasar y enfurcir las telas, aprovechando el agua del río. También, la iglesia parroquial, en cuyo interior hay hermosas tallas policromadas y pinturas en las bóvedas. Igualmente, les gusta pasear por las calles y ver las construcciones antiguas, y no hay que olvidar que desde aquí parte una importante ruta al puerto de Riofrío y que en el río Castrejón se hace descenso de cañones, y desde el mirador de Piedrallana se inicia una ferrata a la Peña Socastillo.

-Santa Ana, es la fiesta patronal del pueblo. ¿Este año se suspenderán los festejos?

-Ya se ha hablado entre los vecinos y debido a la situación en que nos encontramos, y que una romería a finales de este mes de julio puede ser peligrosa por la falta de seguridad, al no poderse guardar las distancias, se ha decidido suspenderla, así que la celebraremos en casa con la familia, esperando que el año próximo tengamos la normalidad deseada.

-¿Cuál es la motivación principal para continuar viviendo donde uno ha nacido?

-Yo tenía claro desde niña que me iba a quedar a vivir en mi pueblo natal, sabedora de los sacrificios que esto conlleva, de que la vida ganadera es dura y de que cada vez somos menos vecinos, pero yo estoy feliz y me encuentro muy a gusto trabajando en lo que más quiero.

-¿Cómo se compatibiliza la atención familiar?

-En los primeros años después de casada, me ayudaron mucho mis suegros cuando los niños eran pequeños y había que atender el ganado. Después ya bajaron a estudiar al colegio e instituto en Potes. De lo que me siento muy orgullosa es de que tanto mi hijo como mi hija tengan estudios universitarios.

-¿Cómo es el día a día de una mujer ganadera en Ledantes?

-En estos meses de verano, me levanto temprano y voy a ver las vacas. Ahora las tengo aquí en el pueblo y en el puerto. Después, hago la comida, limpio la casa, y acudo a hacer la hierba. He tenido que aprender a manejar el motocultor y el tractor, para ayudarme en las tareas ganaderas.

-¿Qué valores cree que se han ido perdiendo en las relaciones entre los vecinos?

-Antiguamente la gente era mucho más solidaria, y siempre que había un problema o una necesidad se ayudaba. Ahora somos más individualistas y esos valores se han ido perdiendo.