Sigue sin aparecer el pescador que se precipitó ayer al mar en Ubiarco
El hombre, vecino de Cartes, se encontraba con su hermano en la zona rocosa cuando resbaló, se golpeó la cabeza y desapareció en el agua
Eran las nueve y media de la mañana de ayer cuando A.V., vecino de Santiago de Cartes, de 45 años, pescaba junto a su hermano en los acantilados de Ubiarco, justo en una zona, la ensenada Onzapera, bien conocida por ambos. Probablemente como consecuencia de un despiste dio un paso en falso en las rocas que lo hizo resbalar para golpearse fuertemente la cabeza y después caer al agua con un mar embravecido que levantó más de tres metros de olas.
Efectivos de Guardia Civil y Protección Civil de Suances emprendieron la búsqueda desde primera hora con un dispositivo por tierra, mar y aire. Los equipos de los dos helicópteros del Gobierno de Cantabria sobrevolaron repetidas veces la zona con resultado negativo. Desde el mar, la patrullera de la Guardia Civil mantuvo su itinerario en torno a los acantilados y al personal desplegado en tierra se sumó el de Cruz Roja y el de la Dirección General de Interior de Ejecutivo regional; pero ninguno de ellos tuvo éxito. Es la primera víctima de accidente desde que el pasado lunes entrara en vigor el permiso para recuperar la pesca deportiva tras el confinamiento.
El Gobierno cántabro movilizó para esta intervención a un equipo de psicólogos para atender a los familiares y amigos del pescador torrelaveguense, ya que alguno sufrió un ataque de ansiedad al conocer la noticia. Acudieron a la zona del suceso por la mañana, pero se fueron al saber que quizá la búsqueda se iba a prolongar en el tiempo.
Condiciones difíciles
Aunque las condiciones meteorológicas son complicadas, el dispositivo continuará también este domingo. Indican los expertos que hay mucho mar de fondo y el suelo de ese sector del litoral es muy rocoso, con lo que se puede complicar la operación hasta varios días.
Pescadores de la zona avanzaron que este sábado no era una buena jornada para pescar:«Habrá que ir con cuidado porque estos acantilados son muy traicioneros y el mar está hoy muy malo». Las olas batían fuerte contra las rocas y en el mismo lugar del suceso un amigo del hombre desaparecido respondió a las cuestiones de los efectivos de emergencias. «Los dos hermanos conocen muy bien este sitio porque han venido a pescar aquí desde pequeños. Su padre los enseñó. No entiendo cómo ha podido pasar esto. Esta misma mañana hablé con ellos porque iba a haber venido yo también», relató.
Desde una zona alta en las rocas uno de los responsables de Protección Civil vigiló la superficie del agua con un moderno catalejo mientras de fondo, una milla mar adentro, la patrullera de la Guardia Civil siguió con el protocolo de búsqueda.
El pasado 18 de febrero otro hombre cayó al mar en los acantilados de Liencres. Carlos Revilla Gómez, vecino de Villaescusa, de 46 años de edad, cuyo coche apareció aparcado en el entorno de la playa del Madero después de que su mujer denunciara su desaparición, aún no ha sido encontrado. Aquellos días el mar también batía contra las rocas con fuerza, algo que siempre dificulta en gran medida los trabajos de búsqueda en el Cantábrico.