«No encontramos las vacas ni vivas ni muertas»
Ganaderos de Los Tojos y Cabuérniga denuncian ante la Guardia Civil la desaparición de algunas de sus reses, hablan de «robo», piden que se investigue y más vigilancia
Jesús Fernández, ganadero de Los Tojos, posee ochenta vacas que en verano pastan en la zona del pico Fonfría, que pertenece al Ayuntamiento de Cabuérniga; ... suele subir a verlas cada cuatro o cinco días para comprobar que están bien, pero a últimos de julio se dio cuenta de que le faltaban dos. En un principio no se alarmó y empezó a buscarlas, porque el ganado siempre aparece, vivo o muerto; sin embargo, esta vez no sólo las vacas no aparecían, sino que empezaron a faltarle más, siempre de dos en dos. Desde entonces, ha perdido cuatro vacas y tres terneros. Aniceto Marcos y su sobrina, vecinos de Viaña (Cabuérniga) a mediados de julio subieron a Palombera y también se dieron cuenta de que les faltaban dos animales a cada uno, en total tres vacas y un ternero. A Gonzalo Gómez, ganadero de Carmona, le desaparecieron por esas mismas fechas dos limusinas de una finca de Sejos, y a María Jesús, vecina de Los Tojos, le faltaron cuatro animales (dos vacas y dos terneros).
Los afectados -al menos cinco ganaderos- han denunciado la desaparición de sus reses (quince, según las denuncias conocidas) en diferentes cuarteles de la Guardia Civil. Todos están seguros de que su ganado ha sido «robado».
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reses, al menos, han desaparecido, según las denuncias presentadas por los ganaderos.
Cada uno por su cuenta, se han «hartado» de buscar, pero las reses no aparecen. Tampoco sus restos, que es lo que suele hallar cuando sufren ataques de lobos o de buitres. «Como mucho se puede perder una vaca que se caiga en alguna zanja y no la encuentres, pero siete no desaparecen así como así», relata Jesús Fernández, que calcula su pérdida en unos seis mil euros. Este ganadero señala que «en el carro de un remolque no entran más de dos vacas y algún ternero, por eso han ido desapareciendo de dos en dos», explica.
«Hay un 99% de posibilidades de que nos las hayan robado», asegura Aniceto. El terreno donde pastan sus vacas «está despejado y apenas hay matorrales», por lo que de no haber sido sustraídas, habrían dado con ellas; a Aniceto le sucedió algo similar con un toro de raza tirolesa hace tres años, «que desapareció junto al de otro vecino de Cabuérniga». No se ha vuelto a saber nada de ninguno.
Las reses desaparecen de dos en dos. «Es lo que cabe en el carro de un remolque», insinúa algún ganadero
Los ganaderos conocen y distinguen a cada una de sus reses a la perfección y enseguida se dan cuenta cuando les falta alguna. María José buscó sus limusinas y los terneros. Buscó y rebuscó infructuosamente. «Al principio pensé que estaban en otro sitio», pero ahora está casi segura de que se los han quitado. «Me enteré de que más vecinos están denunciando desapariciones y entonces pensé que nos los estaban robando». «Yo es que no las encuentro por ninguna parte», dice Gonzalo Gómez, cuyo ganado pasta en Sejos. No ha vuelto a saber nada de sus limusinas desde julio. «Creo que alguien se las ha llevado; de lo contrario, no me lo explico», apunta.
Incertidumbre
Gonzalo denunció la desaparición de sus reses en el cuartel de la Guardia Civil de San Vicente de la Barquera tras haberse presentado previamente en el de Cabezón, desde donde le enviaron a la villa pejina. Aniceto tuvo que dar más vueltas, «porque el cuartel de Valle de Cabuérniga sólo está abierto los jueves». Según él, la solución pasa por «vigilar más los campos». Todas las vacas que han desaparecido llevaban grabado el lugar de procedencia en forma de iniciales. «Es muy difícil perderle la pista a una res por mucho que les cambien la marca», aseguran. Los afectados solicitan que se investigue el caso, «porque yo ahora siento mucha incertidumbre», señala Jesús.
Si sufren ataques de lobos o de buitres o se caen a una zanja, queda algún resto. Nadie ha encontrado nada
Quieren que se pongan todos los medios disponibles para localizar a las reses y, sobre todo, a los cuatreros que previsiblemente se las han llevado. «Necesitamos mayor vigilancia porque vemos pasar remolques todos los días, pero presuponemos que lo que llevan en el carro son sus vacas, no las del vecino», dice Gonzalo.
La mayoría ha efectuado la denuncia en torno al mes de agosto, tras darse por vencidos buscando, y desde entonces no han vuelto a saber nada. «Y tampoco espero nada», comenta Aniceto un poco rendido. «Mi padre y mi abuelo tenían ganado y nunca les pasó nada similar», apunta Jesús, que es quien más pérdidas ha sufrido.
Los afectadoscomenzaron a echar en falta al ganadodesde mediados de julio
La presidenta de la Mancomunidad Campoo-Cabuérniga, Belén Ceballos, está al corriente de lo que viene sucediendo. «Les he dicho que lo denuncien», explicó ayer. Preguntada sobre la falta de medios del cuartel de la Guardia Civil de Valle adelantó que «hacen lo que pueden, pero sí que es necesario mayor dotación», algo que, dijo, le comentará al delegado del Gobierno. «El caso de las vacas nos está causando inquietud porque hasta ahora nunca han faltado animales y tiene toda la pinta de que los están robando».
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