Preocupación en Casar de Periedo por la inclinación del tejo centenario
El árbol, que está catalogado como especie singular, se está tornando hacia la derecha y los vecinos advierten que corre peligro
El tejo de Casar de Periedo corre peligro. El centenario árbol situado detrás de la iglesia de San Lorenzo en la pedanía de Cabezón de ... la Sal, se ha inclinado notablemente hacia el margen derecho y «corre el riesgo de venirse abajo», alertan los vecinos. El estado del tejo, que forma parte del catálogo de árboles singulares de la región elaborado por la Dirección General de Biodiversidad, preocupa a los vecinos del pueblo, que llevan meses viendo cómo el árbol se tornaba hacia el Este sin motivo aparente, lo que en los últimos días se ha agudizado como consecuencia del viento que ha azotado la región. Emilio González es uno de los vecinos que ha observado su progresivo desplazamiento. «Hace aproximadamente un mes vi que el tejo estaba un poco inclinado», explica. Emilio cree que la inclinación ha aumentado por el viento y advierte que si no se actúa rápido, «otro vendaval puede terminar de tumbarlo de forma definitiva». Solo hace falta que ceda la copa.
La alcaldesa pedánea, María Jesús Guerra, ha transmitido su preocupación a la Consejería de Biodiversidad, desde donde aseguran que «se ha encargado la realización de un informe para estudiar el caso y tomar una decisión sobre qué hacer». Guerra admite que el aspecto del tejo «parece saludable y no tiene ramas podridas o secas», por lo que no se explica «qué es lo que le puede estar sucediendo». De lo que sí está segura es de que se trata de un «bien muy preciado y respetado» por los vecinos de la localidad. «Es lo más antiguo y venerable que hay en este valle», afirma categórico Emilio. «Ha sobrevivido a varias generaciones de Casar y está perfectamente sano», reitera. Aunque nadie ha logrado afirmar con exactitud cuántos años tiene, se calcula que existe al menos desde que se levantó la iglesia, en el siglo XVII, por lo que podría rondar los 500 años. Emilio está prácticamente seguro de que el tejo existe antes que la iglesia. «Era un árbol importante para la gente de los pueblos de la Cornisa Cantábrica, porque según cuenta la leyenda, debía tener algo sagrado y espiritual». De hecho, según se recoge en el catálogo de especies singulares de Cantabria, «el tejo es la especie más emblemática y simbólica de las presentes en la región. Venerado por los cántabros de la antigüedad, formaba parte de algunos de sus rituales. Su frecuente presencia en cementerios e iglesias ha permitido perpetuar ese halo de misterio y sacralidad que envuelve lo relacionado con esta especie».
LAS CLAVES
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Centenario Se cree que el tejo existe desde hace al menos 500 años, antes de que se construyera la iglesia.
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Emblema El árbol es un símbolo para los vecinos, que han convivido con este ejemplar varias generaciones.
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Solución Es necesario actuar de forma urgente, «para evitar que el árbol se venga abajo», aseguran.
«Es un árbol representativo con carácter simbólico», certifica a su vez Emilio Carrera, de Ecologistas en Acción. Carrera cree que la inclinación del tejo puede estar relacionada con la realización de determinadas actuaciones en el entorno de la iglesia. «Se han cavado algunas zanjas que pueden haber afectado a las raíces y por tanto a la estabilidad del árbol», explica. El representante de los ecologistas asegura que en cualquier caso, ha de ser la Administración la que se encargue de velar por el bienestar de esta especie y de todas las que aparecen en catálogo de especies singulares de Cantabria. «Debería realizarse un seguimiento y control de las obras que se llevan a cabo en el entorno de estos árboles y que les puedan afectar directa o indirectamente», afirma. El ecologista recuerda además que el catálogo data del año 1986. Desde entonces, relata, «se han realizado dos revisiones del mismo -la última en el año 1988-, por lo que sería necesario que la Consejería ejerciera un control más exhaustivo sobre estas especies».
Con respecto a la solución para el tejo de Casar, «los profesionales deberían realizar un tratamiento fitosanitario», añade Carrera. Para Emilio, el vecino de Casar, se podría «recolocarlo y sujetarlo a los contrafuertes de la iglesia con un cable de acero y dejar que las raíces busquen su lugar, de manera que siga creciendo sujeto a la iglesia». Sin embargo, «la solución depende de las instituciones». Lo que sí piden los vecinos es que se actúe con celeridad, «porque quizá dentro de un mes nos estamos lamentando», advierten. «Es necesario hacer algo ya para evitar que se caiga», insisten. «Sobre todo si vuelve el viento».
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