El centro de salud de Santoña descubrirá el viernes las placas con los nombres de tres practicantes
Federico Martínez, Amalia González y Francisco Sampedro darán nombre a tres salas de espera a petición del pueblo por «su gran profesionalidad y humanidad»
Por su profesionalidad, por su gran humanidad y por el trato cercano con sus pacientes, los practicantes, Federico Martínez, Francisco Sampedro y Amalia González, han dejado una huella imborrable en los vecinos de Santoña que, en algún momento de sus vidas, necesitaron de sus certeras atenciones médicas. Esa gran labor será reconocida públicamente el próximo viernes, con el descubrimiento de tres placas –cada una con su nombre –, en sendas salas del centro de salud de la villa. Su recuerdo será así eterno en este edificio por deseo propio de su pueblo que impulsó este homenaje a punto de hacerse realidad.
El acto, previsto para las 11.00 horas, será «sencillo y discreto» y únicamente contará con las presencia de las autoridades municipales y los familiares de los homenajeados para respetar, en todo momento, las medidas sanitarias. Hace año y medio que el santoñés, José Ramón Alonso (Tabolo), promovió una iniciativa popular para reconocer la labor de estos tres emblemáticos practicantes. Lo hizo a través de una recogida de firmas para apoyar la propuesta de bautizar tres salas de espera del centro de salud con sus nombres propios dada su «gran profesionalidad y extraordinaria humanidad».
La idea fue respaldada con la rúbrica de un millar de personas, tanto vecinos de Santoña como de municipios cercanos, así como del Ayuntamiento, que ha puesto todo de su parte para llevar adelante la petición. El alcalde Sergio Abascal, hizo de intermediario solicitando la autorización necesaria al Servicio Cántabro de Salud, que el pasado verano dio su visto bueno a la propuesta. Tras ello, el Consistorio procedió a encargar las placas cuya colocación y descubrimiento se ha visto retrasada más de lo deseado por las limitaciones del covid.
Pero, al fin, «este sueño se hará realidad», destaca Alonso, satisfecho por ver que la figura de estos tres ilustres paisanos, que «atesoran considerables méritos profesionales» se vea reconocida públicamente. De ellos, solo vive Federico Martínez, que, a sus 87 años sigue pasando consulta, siendo el practicante más antiguo de Cantabria. En su momento, recibió «contento» y «agradecido» este espontáneo homenaje que, a buen seguro, también le habría causado un profunda ilusión a su compañero y amigo, Francisco Sampedro.
La dilatada trayectoria de ambos se ha caracterizado «por su humanidad en el trato con el paciente», reseñó Alonso en el escrito que se envió a Sanidad. A ambos practicantes les avalan más de 50 años de dedicación, de estar junto «a los indispuestos en tiempos en los que asistieron a enfermos en sus propias casas de día y de noche, dándoles algo más que el remedio magistral de la medicina: cariño y cercanía». Según detalla Alonso, «estuvieron en primera línea salvando vidas cuando comenzaban a aplicarse las primeras vacunas contra la difteria en tiempos en los que la mortalidad infantil por esta enfermedad era aún una triste realidad»
Los méritos de Amalia González son también «muy especiales». Además de ejercer como practicanta, fue matrona, ayudando a traer al mundo a más de cinco mil santoñeses, sin contar los partos en los que participó en otras localidades, como Argoños o Escalante, y sin añadir las asistencias que prestó en Valdecilla. «Fue una de las enfermeras más relevantes de las que ejercieron su profesión en el antiguo Hospital Civil de Nuestra Señora del Puerto y más tarde en el conocido como Hospitalillo». Además de su labor altruista, ayudando a personas que carecían de medios económicos, es aún más reseñable el reconocimiento que se le dio en 1980 con la Medalla de Plata al Mérito en el Trabajo, falleciendo dos años más tarde de aquella mención
