«Le pusimos el desfibrilador y a la segunda descarga volvió en sí. Le habíamos salvado»
Agentes de la Policía Local de Noja consiguen reanimar a un hombre de 58 años que sufrió el domingo un infarto en plena calle
Agentes de la Policía Local de Noja realizaron este pasado domingo los ejercicios de reanimación con un desfibrilador a un hombre de 58 años, ... vecino de Burgos, que había sufrido un infarto mientras comía en un restaurante de la localidad. «Dio la casualidad de que pasábamos por la zona en ese momento y que nos dieron la voz de alarma», cuenta Nacho Pacheco, uno de los agentes que intervinieron. «La doctora que llegó después nos dijo que la intervención temprana fue clave para que no le quedasen secuelas», destaca.
La patrulla de la Policía Local de Noja circulaba por el barrio Helgueras cuando una marabunta de gente salió a su encuentro. «Nos abordaron y nos obligaron a parar. Comenzaron a decirnos que había un hombre que estaba sufriendo un infarto», recuerda Pacheco. «Entré en el restaurante Velasco y vi al hombre tendido en el suelo, con la cara amoratada, y a una mujer que había comenzado a realizarle la reanimación cardiopulmonar».
El resto de comensales, entre los que se encontraba la familia del afectado, habían comprobado ya que no tenía pulso. «Inmediatamente saqué el desfibrilador», pues todos los coches patrulla lo llevan y los agentes reciben anualmente formación al respecto, y se pusieron manos a la obra. «Se lo pusimos y comenzamos la maniobra. Son momentos complicados porque sabes que, por muy esquemático que sea el procedimiento, por mucho que haya un protocolo, sabes que de lo que hagas depende la vida de la persona». Y lo lograron. «A la segunda descarga recobró el conocimiento y volvió en sí. Le habíamos salvado», confirma este agente, que viajaba en el coche junto al agente Fernando Cerro, responsable del Cuerpo de agentes locales.
Los sanitarios del 061 llegaron minutos después: «Nos confirmó la doctora que el hombre tuvo la suerte de que estábamos por la zona y actuamos pronto, porque apenas unos minutos más de espera en los que el cerebro hubiera estado privado de oxígeno, habrían dejado secuelas», confirma Pacheco, que horas después, cuando pasó el susto, reflexionaba con su compañero acerca de lo sucedido: «Estamos muy contentos porque al final estamos para esto, forma parte de nuestro trabajo». «Nos felicitan cuando podemos resolver el problema y nos critican en ocasiones cuando no está en nuestra mano resolverlo. Porque a veces tenemos que ser un poco médicos, un poco psicólogos, mecánicos, etc. A veces no llegamos a todo, pero en este caso sí lo hemos hecho, y ha sido con éxito».
El acierto, dicen, es contar con los desfibriladores en todos los coches patrulla y recibir la formación en primeros auxilios. «Al final, la intervención temprana es fundamental y, en este caso, ha salvado la vida de este hombre. Si llegamos a estar en el otro punto de la localidad habríamos tardado mínimo cinco minutos en llegar. Ha habido mucha suerte», concluye Pacheco.
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