Santoña llora la muerte de un vecino «querido por todos» y «apasionado» del Carnaval
El nombre de Agustín Ibañéz está estrechamente ligado a la recuperación y el devenir de esta fiesta a la que entregó, musicalmente hablando, gran parte de su vida
Santoña llora la muerte de un vecino «querido por todos», un expolítico que siempre luchó por el progreso de su pueblo y de un apasionado hasta la médula del carnaval. El nombre de Agustín Ibañéz está estrechamente ligado a la recuperación y el devenir de esta fiesta a la que entregó, musicalmente hablando, gran parte de su vida.
Fue socio fundador de la peña Los Vinikis en 1979, uno de los colectivos locales que contribuyó al renacer del afamado carnaval marinero al llegar la democracia. Los Vinikis crearon una de las murgas con más solera del festejo, siendo Agustín Ibañéz el letrista de muchas de las coplas y los pasodobles que han pasado a la historia de la banda sonora local. Sobre el escenario, se encargaba de tocar la guitarra.
Su amigo y también Viniki, Pedro Benavent, evoca que fue un «referente» dentro de la peña de la que hasta el último día ha sido su presidente. Siempre desde un discreto plano y con humildad. «Nunca le gustó llamar la atención».
Sus compañeros están «destrozados» por la irreparable e inesperada pérdida. En sus cabezas, se agolpan los recuerdos, las anécdotas y los disfraces compartidos durante más de 20 años sobre las tablas. «Aún no nos creemos lo que ha pasado».
Los Vinikis bajaron de los escenarios en 2002, pero en el 2018 resurgieron de nuevo al ser elegidos como pregoneros del Carnaval de Santoña. Y, ahí, de nuevo, estaba Agustín – ya jubilado como el resto de integrantes- con la «ilusión de un niño chico» por volver a los ensayos con la única finalidad de salir a cantar por las calles tanto las murgas de antaño como otras canciones marineras, habaneras y boleros. «Él se implicó para volver a reactivar la peña y funcionar de nuevo como asociación». La actividad con los Vinikis junto a su otro grupo, la Barbería musical, fue, en estos últimos años, su «válvula de escape». De disfrute.
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El Carnaval de Santoña, Fiesta de Interés Turístico Nacional
A Agustín también se le debe la recuperación del reciente título de Fiesta de Interés Turístico Nacional del Carnaval de Santoña. Atesoraba una ingente y valiosa documentación del desarrollo del festejo que entregó, desinteresadamente, al Ayuntamiento para avalar la solicitud de la distinción ante el Ministerio.
La cedió generosamente en representación de Los Vinikis, nunca destacando a título personal, y pensando siempre en hacer el bien a su querido pueblo, reseña Benavent. Al margen del carnaval, fue socio fundador de la Cofradía de la Anchoa de Cantabria y como Viniki contribuyó a poner en marcha la celebración de la Gran Marmitada.
Participó y se implicó en la dinamización social, cultural y festiva de Santoña. «Ha dejado una huella y un legado inmenso». Sus amigos le recuerdan como un hombre bueno en mayúsculas. «Siempre estaba dispuesto a colaborar y a ayudar a los demás; sin dejar de lado su rectitud por la que nunca se saltaba ninguna norma por muchas influencias que tuviera». Era una persona justa, ejemplar y con valores. De carácter sereno, buen conversador y con una «prodigiosa memoria».
Fue concejal y teniendo de alcalde en el Ayuntamiento de Santoña a mediados de los 80, con Maximino Valle como regidor. De su etapa como delegado del Gobierno son muchos los vecinos que resaltan que «gracias a él» se llevó a cabo la renovación del paseo marítimo, con fondos que llegaron del Estado. «Fue un currante dentro y fuera de la política. Le llenaba de orgullo que depositarán confianza en su persona».
Afición por la música
En estos últimos años, una vez que se alejó de la faceta política, pudo volcarse de lleno en la música. Otro de sus grandes amigos, José Luis Calvo, recuerda lo feliz que ha sido tocando la guitarra en el grupo la Barbería Musical. «Se lo pasaba muy bien cantando con nosotros».
Primero, en el interior de la propia peluquería Calvo y luego, una vez cerró el local, se dejaban ver en las terrazas de bares de la villa. Eran muchos los santoñeses y visitantes que se paraban para escuchar sus interpretaciones. «Es una pérdida muy dolorosa. Nos conocíamos desde niños porque los dos nacimos en el barrio de la plaza de Abastos. Aprendió a tocar la guitarra en la propia barbería y siempre nos hemos llevado muy bien».
Una vez dejó su cargo de delegado, recuerda Calvo, un día Agustín y su hermano, Arturo, acudieron a la barbería para cortarse el pelo y «nos vio a varios tocando». En aquel momento, «le gustó tanto, que se animó y empezó a venir todos los jueves con el grupo».