Tres practicantes darán nombre a las salas de espera del centro de salud de Santoña
Sanidad da el visto bueno a la iniciativa popular, que reconoce la «humanidad y gran profesionalidad» de Federico Martínez, Francisco Sampedro y Amalia González
El Servicio Cántabro de Salud ha dado el visto bueno a la iniciativa popular de que tres salas de espera del nuevo centro de salud ... de Santoña lleven el nombre de sendos practicantes de la villa. En concreto, se reconocerá la labor de Federico Martínez, Francisco Sampedro y Amalia González por su «gran profesionalidad y extraordinaria humanidad». La Gerencia de Atención Primaria ha remitido un escrito al Ayuntamiento de Santoña comunicando que «no hay ningún impedimento para la colocación de las placas» en las salas del edificio sanitario, inaugurado a comienzos de este año.
Dicha aprobación era requisito imprescindible para hacer realidad este homenaje que impulsó el santoñés José Ramón Alonso y que se convirtió en una iniciativa popular al recogerse cerca de mil firmas de vecinos de la villa y de los municipios de alrededor que avalaban la idea al estar de acuerdo en que la trayectoria profesional y humana de los tres practicantes merece ser reconocida públicamente.
El Ayuntamiento de Santoña, a través del alcalde Sergio Abascal, apoyó este homenaje, pero no podía materializarlo sin obtener primero luz verde de la Consejería de Sanidad, organismo competente del edificio. El regidor hizo de intermediario de la idea solicitando el permiso pertinente, que se ha recibido recientemente. El promotor del reconocimiento, José Ramón Alonso, ha mostrado su «enorme satisfacción» cuando el alcalde le ha comunicado que este homenaje se podrá, al fin, llevar a cabo.
El Ayuntamiento encargará tres placas con el nombre y el rostro de los tres practicantes
Alonso explicó que ahora «el regidor encargará tres placas con los nombres y la imagen de los tres practicantes, similar a la que se ha colocado recientemente con el nombre de José Luis Gutiérrez Bicarregui en la biblioteca de la Casa de Cultura». Cuando estén listas, añadió, se celebrará un acto público en el centro de salud para descubrirlas.
En el escrito enviado a Sanidad se justificó el reconocimiento en los «considerables méritos profesionales que atesoran estos tres practicantes», de ahí que esta solicitud surgió «inesperada e improvisadamente desde el mismo corazón del pueblo de Santoña: barrio por barrio, calle por calle».
Profesionales ejemplares
En el caso de Federico Martínez y Francisco Sampedro, octogenarios y aún en vida, «su trayectoria ha sido tan dilatada como su humanidad en el trato con el paciente». Les avalan sus más de 50 años de dedicación, de estar junto «a los indispuestos en tiempos en los que asistieron a enfermos en sus propias casas de día y de noche, dándoles algo más que el remedio magistral de la medicina: cariño y cercanía».
Ambos, detalla Alonso, «estuvieron en primera línea salvando vidas cuando comenzaban a aplicarse las primeras vacunas contra la difteria en tiempos en los que la mortalidad infantil por esta enfermedad era aún una triste realidad». En el caso de Sampedro, que aún sigue ejerciendo, siendo el practicante más antiguo de Cantabria, se ha mostrado «contento» y «agradecido» al recibir la noticia.
Los méritos de Amalia González son también «muy especiales». Además de ejercer como practicanta, fue matrona, ayudando a traer al mundo a más de cinco mil santoñeses, sin contar los partos en los que participó en otras localidades, como Argoños o Escalante, y sin añadir las asistencias que prestó en Valdecilla. «Fue una de las enfermeras más relevantes de las que ejercieron su profesión en el antiguo Hospital Civil de Nuestra Señora del Puerto y más tarde en el conocido como Hospitalillo».
Además de su labor altruista, ayudando a personas que carecían de medios económicos, es aún más reseñable el reconocimiento que se le dio en 1980 con la Medalla de Plata al Mérito en el Trabajo, falleciendo dos años más tarde de aquella mención.
En el escrito se argumentó, además, que «una sala de espera es algo impersonal, sin alma para los pacientes que allí permanecen». Por ello, teniendo en cuenta esta demanda «no sólo se llena de vida un espacio intrascendente, sino que también se ofrece un impacto social muy importante, que será recibido con la satisfacción que merece un pueblo que se acuerda de sus ilustres paisanos».
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