Marina de Cudeyo homenajea a su doctor Alejando Panero
El parque del barrio El Torillo de Rubayo ha pasado a denominarse Doctor Panero tras la propuesta de los vecinos, que fue respaldada con unanimidad por el Pleno
Alejandro Panero (Fontihoyuelo, Valladolid, 1951). Ese médico de familia que llegó al Consultorio de Marina de Cudeyo en 2001, donde ejerció hasta su jubilación en 2017. Ese que trabajaba sin cita previa y sin horarios, el mismo que aprovechaba sus paseos en bicicleta los fines de semana para visitar a sus pacientes en casa. Ese buen doctor que, pese a estar retirado sobre el papel, no suelta el maletín y sigue despidiéndose ofreciéndote su número de teléfono para atenderte ante cualquier urgencia. ¿Cómo olvidarlo? Difícil. Y por eso el Ayuntamiento de Marina de Cudeyo y sus vecinos han decidido darle su nombre a un parque en el barrio El Torillo de Rubayo, algo que es efectivo desde el acto de inauguración que tuvo lugar la pasada semana.
Pese a que fue la tierra de Valladolid la que le vio nacer, fue Cantabria la que le robó, tanto a él como a su esposa, el corazón. Tras estar destinado en Burgos y Campoo de Suso, pidió plaza en 2001 en Marina de Cudeyo, donde ejerció la mayor parte de su carrera. Por eso tiene sentido que sea ahí donde haya un parque que se llame Doctor Panero. «¿Y no será esto demasiado?», preguntó él con la humildad que le caracteriza cuando le dieron la noticia de que su nombre serviría de topónimo para un espacio público de Rubayo. «No, es lo justo porque lo han pedido más de doscientos vecinos y toda la Corporación municipal de Marina de Cudeyo ha votado a favor por unanimidad la propuesta», le contestaron al otro lado del teléfono al entrañable facultativo.
Dicho y hecho. En un concurrido acto, Panero descubrió el panel de su parque «impresionado y agradecido por el reconocimiento de la gente» acompañado de su esposa y una de sus tres hijos, que «me dicen que soy un 'crack', que me lo merezco y que están orgullosos de tenerme como padre», dice él emocionado. Tampoco faltó al acto el jefe del Ejecutivo regional, Miguel Ángel Revilla, que destacó de Panero su dedicación y bondad y le puso como ejemplo de lo que es la vocación y añadió que: «Cómo conoce a todo el mundo, se preocupa de llamar a todos, tan buena persona, tan médico de todos...». Algo que dice con conocimiento de causa, porque además de ser su amigo personal sigue siendo su médico. «Sin ir más lejos durante la cuarentena el presidente necesitaba un medicamento y yo le expedí una receta que le tuve que lanzar al chofer por la ventana desde un cuarto piso junto a unas nueces para que no se volara el papel», recuerda Panero.
Estuvieron presentes en el acto, entre otros, el consejero de Sanidad, Raúl Pesquera, que ensalzó de Panero que «siempre haya afrontado su trabajo sin mirar el reloj y haya sido un ejemplo para el sistema de salud humanizando la medicina». Por parte de la Corporación municipal de Marina de Cudeyo tampoco faltó nadie. El alcalde, Pedro Pérez Ferrradas, en su discurso quiso recordar que «este reconocimiento nace del pueblo porque han sido los vecinos los que hicieron esta solicitud tan justa», porque, dijo, «hablamos de un gran médico y sobre todo de una persona cercana y empática».
De hecho, esa unión que forjó Panero con sus pacientes hace que a día de hoy sigan recurriendo a él para ciertas consultas, cuando el consultorio está cerrado o su médico de cabecera está de vacaciones. «Yo conozco su historial y saben que conmigo pueden seguir contando», dice él, que a su vez confirma que la medicina forma parte de él tanto que, pese a estar jubilado, sigue constantemente actualizándose con los medicamentos y cuestiones más vanguardistas, demostrando que la vocación es intrínseca a la persona y nunca muere.