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Una peña se prepara para el gran desfile.

El viento no pudo con el carnaval

Cientos de personas se agolparon en el centro de Santander para ver desfilar a un millar de figurantes

Nieves bolado

Sábado, 6 de febrero 2016, 19:27

La meteorología se empeña cada año en colarse de rondón en las fiestas carnavaleras, y si el año pasado el frío intenso heló el espectáculo, ayer, la tabarra la dio el viento, pero sin conseguir este año aguar la fiesta a los santanderinos, aunque la lluvia le pisó los talones al desfile. Y tampoco a los de fuera, porque las casi mil personas que se implicaron en el desfile de carnaval, atravesando el centro de la ciudad, recibieron aplausos, pocas críticas, y muchas lisonjas, por parte de las miles de personas que se agolparon en el largo recorrido que comenzó, aún con luz natural, en Perines y terminó bajo las luminarias de las farolas de Alfonso XIII al caer la tarde.

«Nos lo pasamos mejor nosotros, haciendo hasta un poco el tonto, que quienes están en las aceras», explicaba eufórico uno de los participantes de la Peña La Pera con su espectáculo La Pera Wars... El despertar de la siesta. Dos carrozas, las de las peñas La Pera y Los Arreglaos, y 17 vehículos disfrazados (Club Atalaya Salesianos, Asociación en Marcha, Peña El Bocal, Los Carnavaleros-Colegio Bellavista, Grupo Santa Ana Campogiro, Grupo Alegría, Asociación Cultural San Mateo, Asociación de Vecinos Renfe-Sixto Obrador, San Celedonio-Tantín, Los Cantabrones y Los Okasionales), dándolo todo.

Los premios

Desde Perines al Paseo de Pereda, pasando por Jesús de Monasterio, plaza del Ayuntamiento y Calvo Sotelo, exhibición de imaginación, habilidad y esfuerzo, premiados por los espectadores que aguantaron a pie firme y muchos de ellos con la rueda de churros en la mano para calentarse las casi dos horas que duró el espectáculo callejero. El esfuerzo tuvo su recompensa. El concurso de murgas lo ganó la Comparsa Los Machichacos; la más divertida, la de la Asociación San Mateo; la que mejor puesta en escena hizo, la de la Asociación En Marcha; el disfraz más original, el de Los Arreglaos, y el de mayor calidad artística, el de los vecinos Renfe-Sixto Obrador. Pero hubo mucho más ayer en Santander. Cava y Vinagre simbólicos, para los buenos y los malos, y muchos y sentidos aplausos para los mejores, de los cientos de personas que abarrotaron el Palacio de Congresos buen lugar para resguardarse de la lluvia para participar, ayer, en la gran carnavalada santanderina.

Dulce cava para los Bomberos de Santander, brindis por quienes a lo largo de las décadas, de un siglo a otro, y sobre todo ahora, cuando se acerca una fecha emblemática para esta ciudad el incendio de 1941 han sabido estar al servicio de los santanderinos y de quienes más allá de las fronteras municipales, les han necesitado.

Abucheo para los incendiarios

Y vinagre amargo e indeseable para quienes con mano destructora causaron los incendios que el pasado mes de diciembre asolaron la región, matando 10.000 hectáreas de belleza. Para ellos fueron los abucheos pero contrastados con la algarabía al agradecer el carnaval santanderino, públicamente, el trabajo y el riesgo que 800 personas, de militares, bomberos, voluntarios y funcionarios, que se echaron a los montes para frenar la catástrofe ambiental y económica. «El Carnaval es una buena oportunidad para homenajear a aquellas personas o causas que admiramos los santanderinos, y por qué no, también para llamar la atención sobre lo que nos entristece, nos enfada, o nos gustaría cambiar», resumió la concejala de Dinamización Social, Carmen Ruiz.

Hoy, domingo, sigue la fiesta, centrada en la mañana en los más pequeños. A las 11.00 horas, cita en una fiesta infantil, hasta las dos de la tarde, en el Palacio de los Deportes. Actividades, hinchables, un espectáculo para el público familiar y el esperado desfile infantil de disfraces.

Y después de la alegría... el llanto. Plañideras y plañideros que los hombres también lloran para el velatorio y quema de la sardina, una especie de pobre de mí que acaba con esas 48 horas en las que cada uno ha sido lo que se gustaría haber sido. A las seis, comenzará la tragedia en la Plaza del Ayuntamiento, y desde allí, en duelo, pasando por la Porticada, hasta la plaza Alfonso XIII. Y así caerá esta semana la adusta ceniza, muestra de que polvo somos y que en polvo nos convertiremos.

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