Las familias no se pierden la tarde en un Cuatro Caminos a rebosar

Durante la Semana Grande de Santander se hacen eventos a los que acuden tanto cántabros como turistas. Se lo saben montar bien. No solo por el hecho de que sean multitudinarios, sino porque mantienen año tras año las costumbres de toda la vida. Eventos a los que se van en familia. Nietos con abuelos, suegros y nueras o con la familia que se elige, esos grandes grupos de amigos o con esos compañeros de la peña de toda la vida. Esas personas que, sinceramente, con el paso del tiempo también terminan siendo más que una unión de amistad. La jornada de este domingo en Cuatro Caminos lo demostró y no dejó a nadie fuera del plan. Hacia las seis de la tarde, en un día un poco más fresco de julio de lo que estamos acostumbrados, el ambiente fuera de la plaza empezó a calentarse. Se nota que los rejoneadores gustan al público y que la novillada de ayer dejó a los aficionados con ganas de más. Más y mejor. Porque hoy la plaza ha sido para Andy Cartagena y Diego Ventura, con seis toros de Los Espartales.

Ha venido gente de todas partes, incluso extranjeros que, pese a no hablar español, comparten con el resto de taurinos un idioma mucho más íntimo y pasional. Una familia de México mostraba el ambiente al patriarca a través de una videollamada. Nadie quiere perderse el espectáculo, ni siquiera estando al otro lado del charco. Otros, santanderinos de toda la vida, posaban sonrientes acompañados de abuelos e hijos. Tres generaciones en una misma foto, reflejando cómo la afición corre en la sangre y la tradición no cae en el olvido. Solo queda ver qué deparará el resto de la semana. Probablemente más escenas de emoción, camaradería y disfrute.

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