El Mercado de la Esperanza limita el aforo a 70 personas en la planta del pescado

Desde que el Ayuntamiento de Santander ha establecido medidas de seguridad contra el Covid-19 en el Mercado de la Esperanza, limitando el aforo a 70 personas en la planta del pescado y patrullas policiales recorriendo la instalación cada hora punta desde el mediodía al cierre, el ambiente en su interior es ordenado y seguro, con una amplia mayoría de clientela y comerciantes provistos de las máscaras y guantes. Estas nuevas medidas, que incluyen el cierre de dos puertas situadas en la zona norte del edificio y el bloqueo de los ascensores, para controlar el aforo, garantizan la seguridad en el interior, pero también son vistas por algunos comerciantes como un agravio a sus negocios.

«Todos sabemos que la mayoría de los clientes se quedan en los puestos más cercanos a las puertas de acceso. Por eso, hay puestos en la esquina norte que han caído en el olvido tras el cierre del acceso», explicó un pescatero afectado. «Queremos que se alterne la apertura de puertas para que unos días perjudique a unos y otros días a otros, no siempre a los mismos», añadió.

Por este motivo, cerca de veinte puestos, de los 80 que hay en el mercado incluyendo las dos plantas, presentaron un escrito en el que solicitaban al Ayuntamiento alternativas «más equitativas». «Es cierto que nuestro sector en la esquina norte se ha quedado vacío con el cierre de la puerta y los clientes no llegan aquí. Nos salvan los pedidos a domicilio», coincidió María Ángeles, de Marisco Pirichi.

Las dos puertas de acceso al interior del edificio en la planta baja que se han cerrado se sitúan en la esquina norte y en el este, mientras que permanecen abiertas las dos puertas de la zona sur del mercado, siendo una la puerta principal y la otra, un poco más adelante, en la misma acera, una puerta secundaria de acceso a la zona de almacén y aseos.

«La puerta principal de toda la vida pedimos que se mantenga siempre abierta, pero la segunda puerta queremos que se alterne entre las otras dos puertas que existen en la zona norte y este», propuso Rosi, de Reina Mora. Los puestos a favor del escrito consideran que así se facilitaría un tránsito más regular entre los pasillos. «Cada uno da vida a su negocio, no hay un bote común, así que es injusto que unos se queden escondidos con el cierre de accesos», añadió Rosi, que además, abogó por la reapertura de los ascensores para que se utilicen de uno en uno. «Aquí viene clientela muy mayor, caminando desde su casa, y no podemos hacerles dar tanta vuelta».

Un equipo de seguridad privada contratado por el Ayuntamiento controla las dos entradas al recinto para que nunca se supere el aforo establecido, de forma que los clientes que van llegando se ponen a la cola. Una vez en el interior hay espacio suficiente para recorrer los pasillos entre puesto sin rebasar la distancia social y también se han pintado marcas en el suelo en color rojo para que los compradores guarden los turnos respetando el espacio.

El presidente de la Asociación de Comerciantes del Mercado, Nacho Díaz, destacó ayer que «estos comerciantes que han presentado este escrito no pueden hablar en nombre de todos los comerciantes, ya que sólo son veinte puestos» y consideró: «Tenemos que asumir que todos vamos a perder algo en estas circunstancias y no podemos mirar sólo por las ventas de uno mismo».

Así, la asociación respaldó la labor del Ayuntamiento y valoró positivamente las medidas tomadas. «El Ayuntamiento nos está apoyando desde el primer momento, en especial, con la redirección del negocio a potenciar el servicio a domicilio, facilitándonos los permisos para poder distribuir durante este periodo excepcional del coronavirus».