Un paseo por treinta bares cerrados
La crisis aumenta el cierre de negocios y dificulta la ocupación de los locales de los que bajaron la persiana hace tiempo
En la cristalera del Riolangos, en la esquina de Jerónimo Sainz de la Maza frente a la plaza de toros, hay un cartel de 'se ... alquila'. Era un típico bar de barrio que hacía caja en la semana de feria taurina y que en su día tuvo cierta fama en la zona por las rabas. Está cerrado. Casi al lado está la carnicería de José Ruiloba. Otra de esas de toda la vida, con buen material. Aunque sigue abierta (de lunes a jueves sólo está por la mañana ante el bajón de ventas), también anuncia en un letrero que se traspasa. Entre otras cosas, porque parte de sus ingresos llegaba desde los negocios de hostelería (sus hamburguesas son muy conocidas).
Estas historias se repiten si uno se da una vuelta andando por la ciudad. El miércoles pasado, en un paseo durante la mañana, el que escribe contó treinta negocios hosteleros cerrados. «Sin duda, hay más bares y restaurantes cerrados que nunca», confirman en la Asociación de Hostelería. Y ojo, no significa que todos los locales libres sean de establecimientos que han bajado la persiana por la pandemia. Algunos sí, pero otros ya llevaban tiempo sin actividad. Lo que ocurre es que la crisis influye en dos sentidos: provocando cierres ante la falta de ingresos y dificultando que se abran negocios nuevos en los locales que están libres. Las aperturas, con este panorama, son pocas. «Sí que hay nuevas manos en la hostelería, pero es algo minoritario en este momento», confirma Ángel Cuevas, el presidente de los hosteleros.
Una precisión y varios datos. Con los interiores de los locales sin uso por obligación, hay negocios en los que resulta difícil saber si el cierre es temporal -hasta nueva orden de las autoridades- o definitivo. Los que aquí se recogen son los que han cesado la actividad. Los que no siguen (al menos, en el formato en el que trabajaron). Confirmado por un cartel de 'se traspasa' o 'se alquila', por la retirada de rótulos, por haber vaciado los locales o por la confirmación desde fuentes del sector. Eso supone que, cuando se permita abrir de nuevo, sea más que probable que la lista confirmada de despedidas sea mayor. Que alguno de los que tiene pinta de no volver abrir -que son unos cuantos- efectivamente no lo haga. En cuanto a números, según la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) desde marzo de 2020 en Cantabria hay 112 menos en el ámbito de la hostelería (48 menos en lo que va de año y 22 sólo entre febrero y marzo). Hay que tener en cuenta, además, que el 11,4% del total de autónomos en la región corresponde al sector y que un autónomo puede ser el dueño de varios negocios.
Nombres
El cambio de renta, el cierre de los establecimientos que tenía al lado, las obras de la Plaza de Italia y, por supuesto, la pandemia y los cierres obligados en este año largo. Esos son los motivos que explicaba a este periódico el dueño de La Italiana para justificar el cierre de un negocio abierto desde 1916 en pleno Sardinero. A primeros de enero, adiós. En los últimos tiempos -en el corto y medio plazo- se han despedido negocios muy conocidos como la cafetería Stylo (en San Fernando, muy famosa por sus tortillas), La Tienduca (un clásico del Río de la Pila) o el Almafiera (lo que era Frixia, en el Paseo de Pereda, ahora con un cartel de 'se alquila'). También cerró el Oh Là Là (Rualasal), El Rincón de Teo (en el pasaje de Puntida, junto a La Porticada) o la cervecería La Sureña (la que se instaló en la Plaza del Cuadro, de la que se ha retirado toda la cartelería y que tiene hoy en día las cristaleras pintadas de blanco)...
Llama la atención, por ejemplo, lo que ocurre en la calle Bonifaz, una de las habituales en la ruta de barras y comedores en Santander. En El Pantalán o El Pícaro, que están casi pegados, hay carteles de inmobiliarias. Y un poco más adelante, el letrero del Vino y Marea está cubierto con una bolsa de plástico de color negra. Sin actividad. En la misma zona, haciendo esquina con la Gándara, está también cerrado El Bistró (antiguo Ítaca). Para contrarrestar, en el lugar donde se ubicaba el restaurante del conocido cocinero Jesús Laya (fallecido en septiembre de 2019) se ha abierto otro negocio, La Voladora. Precisamente otra despedida que conmocionó al sector, la del célebre Nacho Basurto (en el pasado mes de diciembre) tiene que ver con la situación del Asubio de Daoiz y Velarde (se ha retirado la cartelería) y el de Hernán Cortés (a día de hoy está cerrado, pero sí que permanecen los letreros).
La postal es parecida en la próxima calle Santa Lucía (muy difícil poner terrazas aquí, además). Cierto es que con bares o restaurantes que ya cerraron hace tiempo, pero que siguen sin ocuparse. Y son unos cuantos. La cesta de yogui Bollería/Croisantería (cartel de 'se alquila'), Mesón Salamanca (también con anuncios de alquiler), Eros Rocamar (Antiguo Eh Marcelino, que lleva ya años sin uso), uno de los pubs en los bajos de la calle ya llegando a la rotonda que da acceso al Río de la Pila, el próximo puesto de perritos calientes 'Los de la Estación' o La tirolesa (en la otra mano de la calle).
Renovaciones
Hay renovaciones, sí. De hecho son varios los negocios que siguen abiertos con el mismo nombre y con pocos cambios pero tras un cambio de propietarios (o sea, cierre y apertura). O que se han despedido aprovechando una jubilación (anticipada o imprevista en algún caso por la pandemia). También locales en los que se sigue trabajando con cambio de nombre y de responsables. Cerró el Hijos de Gelín (frente a El Corte Ingles) y abrió El Rincón. Donde estaba Lanchoa (en Cañadío) se puso el Mezcalito. Y en Tetuán, por ejemplo, está libre el local que ocupó últimamente el Nonna Pepa (antiguo Puerta 23, que cerró en enero de 2019), pero se ha echado a andar hace poco unos pocos metros más adelante El Gallinero.
En todo caso, como confirman desde Hostelería (que destacan que, pese a todo, el número de afiliados a la asociación ha subido porque se han apuntado hosteleros que antes no eran socios), la situación económica hace difícil la renovación de negocios. Lanzarse a una aventura empresarial. De ahí la lista de locales ocupados tradicionalmente por bares o restaurantes disponibles a día de hoy (al menos, atendiendo a los carteles en sus fachadas, en algunos casos desde hace bastante tiempo).
Lo que fue La Bocana (plazuela de Puertochico), el que ocupó en Peña Herbosa Vía Mazzini (se trasladaron a Castelar y ahora anuncian apertura en el Paseo de Pereda), la antigua Taberna Al Punto... y coma (en la esquina de Gándara con Ataulfo Argenta), La Solera (calle Vargas, donde indican que no se alquila, que sólo se vende), el De Salitre (esquina Ataulfo Argenta con la Plaza del Príncipe), el que ocupaba Tapeos Luna (en San Luis, cerca del antiguo Valdepeñera, otro que se despidió hace años y no se ocupa)...
Y todo eso sólo en un paseo.
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