Pistoletazo de salida para las obras de rehabilitación del convento de las Clarisas
Santander ·
El Ejecutivo licita las obras y la alcaldesa señala que «toda mejora es bienvenida», pero incide en el que este edificio de la calle Alta necesita «una reforma integral»El convento de las Clarisas necesita un lavado de cara y el Gobierno regional ya ha sacado a licitación las obras para renovarlo. No ... será una rehabilitación completa, pero sí se repararán los desperfectos de su cubierta y sus paredes para afianzar la estabilidad de la estructura. El uso que se le dé posteriormente aún está en el aire, ya que aunque en un primer momento se barajó albergar en él las sedes judiciales de Santander, ese proyecto ha quedado desechado. Por su parte, la alcaldesa Gema Igual celebra que las Clarisas vayan a arreglarse, aunque lamenta que no sea «una reforma integral».
En concreto, las intervenciones a las que se someterá el edificio serán, en primer lugar, la demolición de nueve edificaciones anexas «sin valor etnográfico o histórico», exponen fuentes de la Consejería de Presidencia. También se harán labores de mantenimiento en las dos construcciones que sí lo tienen. Los canalones y faldones de la cubierta se limpiarán y se realizarán en ellos labores de mantenimiento, ya que se encuentran deteriorados.
La fachada y la cubierta del convento de las Clarisas son los elementos que requieren una intervención más urgente, ya que de ellos depende que el edificio siga manteniéndose en pie. Las obras previstas por el Gobierno regional contemplan que se consoliden las fachadas medianeras y aleros a nivel de estabilidad y estanqueidad. También se repasarán y repararán los desperfectos de la cubierta, para lo que se procederá a retirar manualmente y sin fragmentación las placas de fibrocemento deterioradas (conforme todas las recomendaciones de Seguridad Laboral). Estas piezas no se repararán, sólo se retirarán.
Las intervenciones, que contarán con un presupuesto de más de 700.000 euros, tienen un plazo de 12 meses
En el interior de la edificación se realizará un apuntalamiento preventivo para asegurar la estabilidad estructural. El plazo para presentar ofertas está abierto hasta el 17 de este mes y el plazo de ejecución de las obras es de doce meses, con un presupuesto de 754.257 euros.
«Bienvenidas, pero escasas»
Unas obras esperadas «que se quedan cortas». La alcaldesa considera que las obras proyectadas por el Ejecutivo regional para el convento de las Clarisas son «bienvenidas, pero queremos que sean más». Expone que el edificio lleva bastantes años «en mal estado» y recuerda que eso ha propiciado varios requerimientos por parte del Ayuntamiento. «Nos gustaría que fuesen muchas más obras», apunta, partidaria de la rehabilitación total del inmueble. En este sentido, recuerda que mantener el Patrimonio es obligación de las instituciones, en este caso del Gobierno de Cantabria. «Nos gustaría que ese edificio estuviese puesto en valor, abierto y disfrutado por todos los ciudadanos. Bienvenidas las obras sí, pero exigimos más».
La construcción del convento de las Clarisas comenzó en 1641 por iniciativa de María de Oquendo, viuda del armador santanderino Fernando de la Riva Herrera. Los trabajos de construcción se prolongaron durante 15 años y las monjas clarisas tomaron posesión en 1656. Para entonces, hacía 12 años que había muerto la fundadora, pero la obra continuó a cargo de uno de sus sobrinos, Miguel de Oquendo. El complejo religioso constaba de una iglesia, un claustro y las habitaciones de las religiosas, y se realizó en el estilo clasicista predominante entonces en Cantabria. La comunidad de clarisas permaneció allí durante casi 180 años, hasta que fueron expulsadas en 1835 como consecuencia de la Desamortización de Mendizábal.
El edificio se convirtió después en una Fábrica Nacional de Tabacos, uso que tuvo hasta 2002, cuando estas instalaciones se trasladaron a un nuevo polígono industrial situado en Entrambasaguas. En ese momento, el viejo edificio quedó cerrado y abandonado. Poco tiempo después, el Gobierno hizo público su plan de centralizar en esta finca las sedes judiciales de Santander, ahora repartidas por varias ubicaciones, pero tuvo que desechar la idea al darse cuenta de que en el recinto no hay espacio suficiente para albergar todas las sedes.
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