Los repartidores no encuentran sitio en Santander
Santander ·
El sector justifica sus aparcamientos ilegales porque existen «pocas zonas de carga y descarga» y las que hay «no se respetan»El gremio de repartidores de mercancía se queja de que se lo ponen difícil en Santander.«No hay forma de encontrar hueco para ... dejar el camión y servir a los clientes, por más vueltas que se dé». Con este argumento, justifica las plazas de aparcamiento ilegales que ingenian cada mañana en el centro.
«Nos buscamos la vida: aprovechamos las esquinas, el espacio entre bolardos, bordillos con raya amarilla, a un lado de una calle peatonal o en mitad de la plaza de Cañadío. Tenemos que servir al cliente en hora y encontrar hueco en zona de carga y descarga es imposible; y muchas veces, los que aparcan son vehículos no autorizados, de empresas de obras o turismos privados de comerciantes de la zona», se queja Héctor Escudero, que lleva cuatro años trabajando de repartidor.
ZONA DE DESCARGA
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Reserva. Para quienes, en la vía pública, trasladan mercancía de una finca al vehículo, o viceversa, por un tiempo de 30 minutos.
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Servicios municipales. No precisan autorización los servicios de limpieza, parques y jardines, alumbrado o autobuses públicos.
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Permiso de obras. Se necesita presentar la licencia de obras en un edificio para obtener el permiso y el pago de una tasa.
Un agente de movilidad se acerca a una furgoneta que se ha colado entre dos bolardos de la plaza Pombo y espera junto al vehículo. Cuando el repartidor llega con la carretilla ya vacía, antes de que el agente medie palabra, el otro saca su móvil y le muestra una fotografía de un turismo privado aparcado en zona de carga y descarga. «Por esta vez pasa», advierte el agente, pero las multas por invadir la acera ascienden a 200 euros.
«Salgo a las seis de la mañana para asegurarme sitio en la zona de carga y descarga de Cañadío»
José CallejA | Repartidor
Madrugar para coger sitio
El tiempo máximo de estacionamiento en zona de carga y descarga es de 30 minutos, pero a menudo se incumple este límite. Es el caso del repartidor José Calleja, que se levanta a las cinco y media de la mañana para encontrar sitio en la zona de carga y descarga de la calle Gómez Oreña, junto a Cañadío. Allí, estaciona un camión de más de 10.000 toneladas hasta las dos de la tarde. Una vez apagado el motor, se queda «de brazos cruzados unas cuantas horas, ya que los bares no abren hasta las once», pero sólo madrugando asegura poder trabajar. «Varios cafés y algunos servicios con cuentagotas que hago a partir de las ocho. Pero el grueso del trabajo no llega hasta el mediodía», explica.
«Tengo 40 clientes en esta área y en 30 minutos no da tiempo, si sólo en un bar me tiro 20 minutos para descargar», asegura Ramón Fernández, que lleva 30 años trabajando de repartidor. «Solo nos salva que la Policía hace la vista gorda», añade. Por otro lado, se muestra a favor de los bolardos: «Si no hubiera sería un desmadre».
Según la Ordenanza de Circulación de Santander, se considera carga y descarga en la vía pública la acción de trasladar una mercancía desde una finca a un vehículo estacionado o viceversa.
«Nos buscamos la vida en línea amarilla, en las aceras... si no es imposible repartir la mercancía»
Héctor Escudero | Repartidor
La normativa establece que, siempre que el repartidor pueda, debe aparcar dentro de las fincas, si no en zona de estacionamiento; y en caso de que no se encuentre, «a tales efectos y para dichas maniobras, se estacionará el vehículo en la calzada junto al borde de la acera o en lugares donde no se produzca perturbación a la circulación de personas o vehículos, y en ningún caso la interrupción de la misma». No precisarán autorización los vehículos que presten servicios municipales (limpieza pública y recogida de basuras, parques y jardines, vialidad, alumbrado, bomberos...) ni los autobuses de transporte colectivo.
En las obras en edificaciones que lo precisen, los solicitantes de las licencias de obras deberán acreditar que disponen de un espacio en el interior de la obra, destinado a estacionamiento para carga y/o descarga, acompañarán la solicitud con copia de la correspondiente licencia de obras y devengarán el pago de la tasa que al efecto se determine en la Ordenanza Fiscal correspondiente.
Quejas vecinales
La zona de la ciudad más problemática para muchos repartidores es Río de la Pila, seguida de Peña Herbosa, Cañadío y Vargas. Las asociaciones de vecinos reclaman «más control policial». «Los atascos que causan las furgonetas mal aparcadas son diarios, con sus correspondientes pitidos y enfados. No vemos policía controlando ni multando», se queja Ricardo Alea, portavoz de la Asociación de Vecinos Pombo-Cañadío.
«A diario en Vargas, los autobuses interurbanos se quedan atascados por furgonetas en doble fila»
Marián González | Asoc. Vecinos de la Alameda
«Cada vez hay más reparto de paquetería de Amazon, entre otros, y se ha triplicado el número de camionetas», observa Marián González, de la Asociación de Vecinos de la Alameda. «La calle Vargas es una de las zonas más problemáticas; en cuanto se coloca un camión en doble fila no pasan los autobuses interurbanos que salen de la ciudad. Los atascos son monumentales a diario». La asociación propone «incentivar el reparto nocturno».
Sin embargo, los repartidores consideran que repartir por las noches sería más fácil para ellos, pero «el ruido provocaría las quejas de los vecinos y en verano, con la gente en las calles, sería imposible». En cambio, sugieren que «cortar la calle en una franja horaria concreta para realizar el reparto, como se hace el lunes con el mercado, sería una solución para todos y trabajaríamos más rápido», opinan.
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